Víctor López Jaramillo
Publicado en Tribuna de Querétaro 511
Canciones, amores oxidados, borrachos desafinados, copas del vino del desengaño, besos que no saben a vinagre, virus de madrugada y baladas despeinadas, es el saldo que dejaron Pancho Varona y Antonio García de Diego en su visita a Querétaro, donde presentaron el concierto “Noches Sabineras” en el local La Tramoya en el Centro Histórico de esta barroca ciudad.
Pancho y García de Diego son los músicos de cabecera de Joaquín Sabina, el cual se encuentra afinando detalles de su nuevo disco que saldrá a finales de año, quienes se embarcaron a hacer una gira por América en donde en cada concierto, de preferencia en bares o locales pequeños, interpretan canciones del cantante y en donde hacen cómplices a los asistentes para que suban con ellos a cantar y desafinar en conjunto.
“Joaquín se moriría de envidia por estar aquí en nuestro lugar, él adora estos lugares pero no puede hacer giras así, no podría estar sin que lo persiguieran”, dijo Panchito Varona, cómplice musical de Sabina desde los años ochenta.
Con el otoño a cuestas sobre el cielo de la ciudad y para acompañar las noches que se bañan de soledad y alcohol, Varona y García de Diego abrieron con la canción “Y si amanece por fin”, del disco “Mentiras Piadosas”.
Y el local se inundó con el coro que decía: “y tal vez no tengamos más noches, y tal vez no seas tú, y tal vez no seas tú, la mujer de mi vida”.
Una vez roto el hielo inicial, interpretaron “Como un dolor de muelas”, canción compuesta por Sabina y el Subcomandante Marcos.
Para entonces, más de un asistente lamentaba la ausencia de Joaquín Sabina, pero si se miraba hacia arriba sin buscar estrellas, se encontraría con una imagen del cantante que compartía techo con Madonna y Jimmy Hendrix. Junto a la barra de bar, ¿casualidad?
Y siguió “Corre dijo la tortuga”. Varona, a la izquierda con su guitarra adolorida y una estrella roja socialista en el pecho.
García de Diego, con un piano amancebado con una guitarra: ora tomaba la guitarra, ora el piano y fruto de la orgía musical nacían esas canciones que coreaban los asistentes.
De esta manera siguieron canciones huérfanas de su autor que esa noche de otoño queretano lo extrañaron. Es soledad que se vio reflejada en la canción “El blues de la soledad”, que originalmente es interpretada por Miguel Ríos pero que cuya letra hizo Sabina.
En los “Cuentos que yo cuento”, se dio un interesante duelo de guitarras que por instantes ganó Varona.
Una vez terminada la rola, sube al escenario David Filio y tras un breve diálogo comienzan a cantar “¿Qué adelantas sabiendo mi nombre si cada noche tengo uno distinto…?”, lo que arranca los alaridos de varios asistentes ya medios borrachos como cubas y cantan (¿o berrean?) a todo y en cada estrofa ponen todo su ánimo.
Pero hay un pequeño problema, Filio no se sabe la letra y en su Power Book la tiene que leer.
Se va Filio con su Mac y llegan los “Peces de ciudad”. Después sigue “Directo al corazón” de Miguel Ríos y “No me importa nada” de Luz Casal. Claro, aunque la noche es sabinera, tenía que haber lugar para sus amigos.
Y así siguen “Amor se llama el juego”, “Contigo” en versión flamenca y todo mundo a hacer clap clap con las palmas.
Tras ese momento de entusiasmo, sigue el instante de los corazones oxidados. Tocan “Con la frente marchita”, “Y sin embargo”, y “A la orilla de la chimenea”.
Y para regresar el entusiasmo y olvidar los amores amargos, Varona presume su mexicanidad y con su impecable acento madrileño interpretan el corrido “Carabina 30-30”. Tras los gritos de mariachi y recordatorios a Pancho Villa, nuevamente sube Filio con su Mac a cantar “Calle melancolía” para después abandonar otra vez a los músicos que cerrarían con “Esta boca es mía”.
Y hasta aquí termina la primera parte del concierto, lo que siguió fue una auténtica fiesta, donde los fans desentonados pero con mucho sentimiento subían a cantar con los músicos sabineros las canciones de amores furtivos, amargos, exiliados, salados, desencantados, amores de todos los sabores como las canciones del Sabina.
Ya te habia dicho q te odio vdd??? jajajajjaja
Esperemos q pronto venga Sabina a presentar su disco y a ver si en esta ocasión sí me invitas!!!
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Pues si viene, nos lanzamos a buscarlo por todos los bares de la ciudad, a ver en cual lo encontramos (en los 90s, una amiga hizo eso, lo busco y busco, se embriagó y no lo halló, al último bar, ya no pudo llegar o le dio hueva… en ese bar estaba Sabina, entonces descubrió el significado de cuando el Joaquín escribió: no le hago ascos a la última copa ni al próximo bar)
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Ok,¿eso es una promesa?
Pues entonces creo que tendré que ponerme a ensayar un poco, porque desde aquella última botella cuyo destino prefiero omitir no he ingerido alcohol en grandes cantidades, y al parecer para ese día será necesario tener buen aguante.
Jajajajajaja
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Como dijo Sabina o Calamaro o yo (ya ves que soy tan genia): Las promesas se hacen para no cumplirlas. las mejores son las que se cumplen sin haberlas prometido.
Por ello, no os lo prometo, pero no está de más empezar a practicar tomando condición alcoholifera por si hay que ir a buscar al vampiro madrileño..
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Buena reseña Victor, casi volví a estar ahí!
Aunque eso no anula que les faltó tocar Nos sobran los motivos!
saludos
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Sip, definitivamente les faltó esa rola, por eso en el cd que te quemé te puse la versión previa del poema que el Sabina recita en sus conciertos.
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hola victor te dejo mi correo espero me escribas pronto….Patty…..tu ex-compañera de carrera de SJR. Un Beso con Sal.
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