De Comala a Rustenburgo


Víctor López Jaramillo (Con perdón de Juan Rulfo y Mario Benedetti)

Previo al Partido

Vine de Comala a Rustenburgo a ver si encontraba a mi padre, un tal Gol Páramo.  Mi madre Federación me lo dijo y yo prometí que en cuanto los patrocinadores pagaran, vendría. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba en plan de pagarlo todo y yo de prometerlo todo. “No dejes de llegar al quinto partido –me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.” Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos llenas de billetes.

Inicia el partido.

Muy, muy temprano como para chelear, no queda más que ver el partido acompañado por un buen atole de arroz y unos tamales verdes.

Primero quitarse la modorra matutina. Soportar el previo con los malos chistes de Televisa que casi provocan que caiga nuevamente en un profundo sueño.

Y arranca el partido. De inicio Cuauhtémoc y Guardado. Y claro, sigue el inamovible Guille Franco encabezando la delantera mexicana. Y lo que antes era una rápida delantera, ahora se convierte en la danza de los viejitos con la lentitud de Blanco y la inoperancia del argentino-naturalizado-mexicano, que es pillado más de una vez en fuera de lugar o nomás no logra acomodarse el balón.

Foto tomada de Internet

¿Guille, que no oyes silbar a los árbitros?

-Tú que vas allá arriba, Guille, dime si no oyes algún silbato o si ves alguna bandera alzada en alguna parte.

-No se ve nada, Cuauhtémoc.

– Ya debemos estar cerca de la portería.

-Sí, pero no se oye nada.

-Mira bien.

-No se ve nada.

-Pobre de ti, Guille, ya te marcaron otra vez fuera de lugar.

La sombra larga y verde de los hombres siguió moviéndose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla de la cancha. Era una sola sombra, tambaleante: el fuera de lugar.

Pero oh, para ganar este juego hay que tener algo más que tanates.

Y casi al final del primer tiempo, de nuevo esa sombra negra. En una jugada precisa, sale un pase de media cancha que Suárez, el goleador uruguayo Suárez, remata ante un Conejo amarillo que extraña a Alicia más que nunca y es fusilado ante el desanimo de los miles de compatriotas que hicieron el viaje y ante el silencio en bares, restaurantes, oficinas y camas desde donde se ve el juego,

De  Suárez para Cavani:

Tus pies son mi caricia, mis pases cotidianos, te quiero porque tus manos
trabajan por el gol, si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo y en la cancha, codo con codo, somos mucho más que dos. Y gol.

Y se acaba la primera mitad y de la euforia pasamos a la depresión. En futbol, somos un país bipolar. ¿Y si Sudáfrica golea a Francia? ¿Y si quedamos eliminados?

La segunda mitad trae peores presagios. Se presiente la goleada de Sudáfrica a los franceses que al igual que María Antonieta, han perdido la cabeza.

Y para colmo, Aguirre guarda a Guardado y deja al Guille en la cancha. El Conejo amarillo tiembla porque teme que Uruguay tome el partido como un safari menor y tire al blanco.

Por cierto, Blanco, ya sin pulmones, es sustituido. A falta de tanates, Chícharos. La gran duda es si entra el Chícharo y sale el Temo, quién lo va abastecer de balones, porque el uruguayo Fucile se le ha pegado tanto a Gio que hasta parece que lo confunde con Belinda: lo manosea tanto y no lo deja llegar al área chica. Y el pudoroso árbitro –que ha de ser panista-, al ver tal manoseo, le saca la amarilla a Fucile, pero ya es intrascendente, porque Gio parece que ha sido fusilado y no reacciona.

Y Guille parece un fantasma de Comala perdido en la Santa María de Onetti y el Chícharo nomás no encuentra a su padre, un tal Gol.

Y de nuevo la bipolaridad, el alma regresa el cuerpo a los aficionados mexicanos cuando se anuncia que Francia, se despide con dignidad del Mundial anotando un gol, lo que prácticamente clasifica a México. Gol, festejan muchos. Gol de Francia.

Que nos han dado la calificación, parece decir Aguirre como en el cuento de Rulfo:

Después de tantos minutos de jugar sin encontrar ni una sombra de jugada a gol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros.

Uno ha creído a veces, en medio de esta cancha sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero si, hay algo. Hay una calificación. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.

Minuto 90. Después de que el Conejo amarillo sin Alicia salva la portería un par de veces, se logra la sufrida calificación. Lo que en la madrugada mexicana parecía una fiesta, para la hora del almuerzo todo era una incertidumbre: nos toca contra Argentina… ¿ya nos eliminaron?

PD. DILES QUE NO NOS ELIMINEN

No lo dijo Aguirre, pero al más estilo Rulfo bien se lo pudo decir al mandamás de la Federación Mexicana de Futbol:

-¡Diles que no nos eliminen, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad. Que tenemos que llegar al quinto partido.

– No puedo. Hay allí un argentino que no quiere oír hablar nada de ti.

– Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.

-No se trata de sustos. Parece que te van a eliminar de a de veras. Y yo ya no quiero volver allá.

– Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qué consigues.

– No. No tengo ganas de eso, yo soy tu jefe. Y si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también. Es mejor dejar las cosas de este tamaño.

-Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles.

Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo:

– No.

Y siguió sacudiendo la cabeza durante mucho rato…

5 Comentarios

    1. Gracias Violet, por eso les pedí perdón por anticipado. Ya leí la de Villoro, justo cuando iba a publicar la mía y neta que ya había escrito la mía, creo que ya hasta te había comentado que iba a ser rulfiana. En fin, saludos desde el Cerro de las campanas

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  1. Sí, ya me habías comentado y te quedaron buenos los agregados de la Comala de Páramo… Ese Villoro acierta en sus tres puntos sobre el Guille, Cuau y Guardado, pero se mancha con que la «nación se encandila en forma unánime con un héroe» (refiriéndose aquí a un chícharo inflado en un término heroíco), no crees?

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