Ni la Muerte Aguantó el Principado de Felifer


Víctor López Jaramillo
Miraba el Príncipe Felipe Fernando,
A su pueblo, desde el balcón, suspirando.
“¡Cuánto pobre y cuánto indígena feo!
¡Que nadie me arruine mi lindo paseo!”

Decidió entonces con gran valentía,
mandar a sus golpeadores: la policía,
que a empujones limpiaran la plaza,
pa´que al Príncipe nada le afee su casa.

En la Alameda, la Muerte rondaba,
vendiendo sus flores, tranquila miraba,
mas los inspectores la vieron de frente,
y de tantos golpes la dejaron demente.

Catrina furiosa, de un salto gritó:
“¡Ay, Felifer, esto sí que te costó!
A mí no me sacan, ni a golpes ni a gritos;
te vienes conmigo, querido mochito.”

Como José Alfredo se cansó de rogar,
mas la Catrina no lo dejó escapar.
“Aquí está tu tumba, pa’ que estés en paz,
donde ni un alma te molestará jamás.”

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