Cada año, Querétaro se inunda y cada año culpan a Tláloc. Pero las lluvias no son las responsables. Lo son los gobiernos que han permitido el crecimiento urbano desordenado, sin prevención ni planeación.
Este artículo —con viñetas estilo cómic— repasa más de 40 años de negligencia política. Porque los desastres no son naturales: son sociales.













