House of cards: cazar o ser cazado


Víctor López Jaramillo

La frase que da título a este artículo define a la perfección la visión que tiene Frank Underwood, protagonista de la serie, del poder. El poder no se tiene, se ejerce y la democracia está sobrevalorada.

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Rompiendo esquemas

Este 27 de febrero, Netflix puso a disposición de sus suscriptores todos los capítulos de la tercera temporada.

Desde su aparición, House of cards rompió paradigmas. En primera, porque es una serie que no es producida por las grandes cadenas tradicionales ni se emite a través de televisión “tradicional”. Y dos, su visión de la política se aleja de los bonachones personajes de The West Wing para adentrarnos en el mundo de la descarnada Real Politik.

El Castillo de Naipes, que es cómo podríamos traducir al español el nombre de la serie, es un producto de la asociación del director David Fincher (Club de la Pelea, La Red Social) con Kevin Spacey (Belleza Americana) y Netflix, compañía de transmisión de contenidos en línea.

¿Quién necesita una televisión?

El consumidor decide cuando verlo y a qué hora verlo. Incluso, en el momento en que escribo esto, tengo de fondo en la computadora reproduciendo un capítulo donde Frank Underwood intenta mantenerse inmune a los ataques de sus enemigos políticos. ¿Quién necesita una televisión para ver una serie? Los contenidos y los hábitos de consumo cambian.

En los próximos años, el consumo de contenidos de entretenimiento por streaming se incrementará, por ello la apuesta de Netflix de crear contenidos propios y no limitarse solamente a ofrecer los programas y películas de las cadenas tradicionales.

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Promesas rotas y venganza

Francis es un congresista sureño demócrata quien controla el flujo de poder en el congreso. Con la elección del nuevo presidente demócrata Garret Walker, Underwood añora dejar atrás las cañerías del Congreso para dirigir la secretaría de Estado.

Sin embargo, la promesa de ser secretario es rota y Underwood planea el largo camino de la venganza para eliminar a sus enemigos y obtener un premio mayor al inicialmente prometido.

En la búsqueda de revancha, usará a periodistas para aniquilar a sus rivales. Nunca quedó mejor demostrada esa frase de Julio Scherer que dice que los periodistas y políticos se repelen pero se necesitan, es una relación simbiótica.

Frank y Zoe, joven reportera del Washington Herald, son una metáfora de la relación prensa poder. Y en la serie, hasta el momento hay saldo negativo para la prensa.

¿Un manual de política?


La historia está basada en el libro del mismo nombre escrito por el británico Michael Dobbs, en donde se narra el ascenso de un miembro del parlamento hasta llegar a ser primer ministro. Adaptada a los códigos de la política estadunidense, lo que podemos encontrar en la serie es una ficción política que retrata los juegos de poder en las altas esferas de Washington DC.

Un comentario

  1. Un poco atropellada la parte de «Promesas rotas y venganzas». Pareciese que en un principio vas a dar un resumen de la serie y luego te encontraste con el tema de la prensa. Saludos.

    Habrá que ver la serie original inglesa de los 90 para saber si los gringos saben siquiera copiar.

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