El primero de octubre se cumplió el primer año de la administración estatal de Francisco Domínguez Servién y de los gobiernos municipales, con excepción de Huimilpan, quien tuvo una elección extraordinaria.
Cumplido el primer ciclo, ¿cuál es el balance? ¿Cuál es la lectura del rumbo que han tomado tanto a nivel estatal como municipal?
Durante este lapso de tiempo, en este espacio se han comentado las diferentes coyunturas políticas, pero por cumplirse el año, bien vale la pena hacer una revisión global, no aislada.
En el caso del gobierno estatal, en su primer año, Francisco Domínguez de inmediato tomó el control para ejercer un gobierno sometiendo al poder legislativo y judicial. En el primer caso, gracias a la mayoría panista y la poca oposición que ha mostrado el PRI. En lo que respecta al poder judicial, a través de una reforma legal, varios magistrados se jubilaron anticipadamente y la mayoría de quienes llegaron al relevo, son afines al partido en el poder.
Esta actitud de avasallamiento del gobierno estatal provocó un encontronazo con la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
El tema del presupuesto fue el casus belli entre el gobierno estatal y la UAQ. Aumento directo o indirecto fue la cuestión pero el gobierno de Domínguez no aceptó cuestionamientos.
Para marzo, el tema de la huelga del STEUAQ y la postura parcial de las instancias laborales, según lo denunciaron las autoridades de la UAQ, hizo salir a los universitarios a protestar frente al Palacio de la Corregidora. El conflicto terminó con un manotazo, otra demostración de fuerza, cuando el gobierno estatal dio completamente la razón al sindicato y la UAQ dijo que era imposible cumplir, por lo que gobierno estatal tuvo que renegociar el apoyo a la máxima casa de estudios.
Hago énfasis en este aspecto porque nuevamente el tema del presupuesto de la UAQ es parte de la coyuntura política. En la asignación de recursos se ven los verdaderos intereses y afectos de una administración. Está en manos del Legislativo y Ejecutivo la decisión.
Por otra parte, es importante destacar el cambio en el gabinete que hace el gobernador Domínguez al cumplir el primer año. Releva a Alejandro Delgado Oscoy del Instituto Queretano del Transporte. Con ello, reconoce que su política de transporte ha fracasado en el primer año.
Su nombramiento sorprendió hace un año, básicamente porque Delgado era ajeno al tema y en los hechos lo demostró: el transporte está igual o peor que hace un año. Recordemos que fue bandera de campaña el mejoramiento de la movilidad.
Al relevo llega Alejandro López Franco, quien se desempeñaba como titular de la Contraloría. La pregunta, al igual que con Delgado Oscoy, es ¿cuál es la experiencia en transporte público del nuevo secretario? ¿Fue un cambio con base en conocimientos técnicos o solo por lealtades políticas?
Y en lo que respecta a lealtades, el nuevo contralor designado por Domínguez es Alfonso Chávez Fierro, quien se ha formado políticamente bajo la batuta de Manuel Alcocer Gamba, titular de Finanzas.
Con ello, el ingeniero Alcocer gana espacios del poder al interior de la administración y con sus leales llena los espacios en el gobierno estatal. Además, con ello gana a alguien que le cubra las espaldas en una posición que debiera ser la vigilante del manejo de los dineros.
Claro, esta situación no es bien vista por los otros grupos de poder al interior de la administración quienes ven con recelo el aumento de influencia de Alcocer Gamba y sus leales.
Como lo dijimos líneas arriba, en la forma de asignar los dineros se ven los afectos políticos. O como se decía en tiempos de la presidencia imperial: amistad que no se refleja en la nómina (y en el presupuesto) es pura demagogia.