Suele denominarse victoria pírrica todo aquel triunfo en el que las pérdidas alcanzan tal magnitud que equivalen a las de una derrota.
La expresión deriva de los triunfos militares que Pirro, rey de Epiro, obtuvo contra la república romana en donde el saldo de bajas era tan grande como el de los propios romanos. La tradición suele atribuirle la siguiente frase: “Otra victoria de estas y regresaré solo a casa”, en donde reconocía que la victoria había tenido un costo tal como si hubiera sido una derrota.
Algo similar deberían estar pensando en el cuarto de guerra del Partido Revolucionario Institucional (PRI) tras conocer los resultados de la elección a gobernador del Estado de México, en donde los resultados preliminares le otorgan el triunfo, al momento de hacer el recuento de la campaña y el costo de este triunfo, no en términos monetarios sino políticos.
Una de las vertientes de los análisis indican que el perdedor fue Andrés Manuel López Obrador y su partido el Movimiento de Regeneración Nacional por no haber obtenido el triunfo.
¿En términos políticos Morena fue uno de los perdedores? ¿En realidad dentro de los cálculos político-electorales de AMLO era fundamental el triunfo en el estado de donde es originario el presidente Peña Nieto? ¿Por qué si hasta antes de la jornada electoral se decía que estos comicios no eran un ensayo de lo que sucedería en 2018, tras conocerse que Morena no obtuvo el triunfo, ahora sí dicen que fue un augurio de 2018?
Partamos de la lógica política, desde la alternancia de 2000, lo que sucede en el Edomex no es un vaticinio de la elección presidencial siguiente. Por ello, es poco probable que la estrategia de AMLO haya sido arrancar este estado al PRI, lo que buscaba era ir ganando espacios para aminorar el peso del PRI en el Edomex y todo parece indicar que lo consiguió, por ello, pese a no haber ganado, es un triunfo porque le arrebató al PRI 30% de su votación.
Sin embargo, la elección arroja una importante lección: si se quiere obtener un triunfo en 2018, la izquierda tendría que estar unida, porque sumados los votos de Morena y el PRD, dan casi la mitad de los votos emitidos. El reto es que aprendan a dialogar y formar alianzas.
En esta elección también sale ganador el PRD, aunque no incrementa su porcentaje electoral, se mantiene como una fuerza importante que puede inclinar la balanza el año entrante, por eso las alianzas que se puedan formar ya sea con Acción Nacional o Morena pueden ser fundamentales.
El PAN es el mayor derrotado en el Edomex. La candidatura de Josefina Vázquez Mota se fue destinando hasta caer al cuarto lugar. Sin embargo, los resultados en otras entidades compensan esta caída.
Volviendo al PRI, ¿por qué se arma que fue una victoria pírrica la de Alfredo del Mazo? Porque en términos reales perdió la mitad de su porcentaje electoral. Hace seis años, Eruviel Ávila había ganado con casi un 64 por ciento de la votación, este domingo, los resultados preliminares indicaban que Del Mazo había obtenido 33.72%. ¿Y a donde se fue el otro porcentaje con el que ganó hace seis años? La respuesta es que ese voto se fue para Morena y su candidata Delfina Gómez que obtuvo 30.81. Sumados ambos resultados, nos dan 64%, el total con el que ganó Eruviel.
Claro, en el discurso el PRI dirá que ganó y que los habitantes del Edomex le refrendaron su confianza, el presidente Peña respira tranquilo porque su estado natal sigue bajo el control de su partido, pero ante tanto porcentaje electoral perdido, quizá valdría la pena que reflexionaran como lo hizo Pirro hace 2200 años que si con otra victoria a tan alto costo no implicará que vuelvan solos a casa, o en este caso, que dejen la residencia oficial de Los Pinos.
El blog de Víctor López Jaramillo 