En el futuro cuando todo esté bien


En una canción de Morrissey, exvocalista de The Smiths, dice, con esa mezcla de sarcasmo y tristeza que le caracteriza, que todos los días juega un juego triste llamado En El Futuro Cuando Todo Esté Bien y pide, en ese hipotético futuro, enfrentar a todo lo que le tema y abrazar, si así se desea, cuando todo esté bien.

En estos días de encierro surrealista como sacado de la película de Buñuel El Ángel Exterminador (Esa película de 1962 donde un grupo de burgueses queda encerrado por una extraña fuerza en una habitación, no pueden salir y terminan por degradar su comportamiento), el estribillo de la canción mencionada al inicio se ha convertido en una especie de mantra colectivo que hace tener una idea de futuro para poder aguantar este momento de crisis por la pandemia del COVID19.

La esperanza es esa fuerza motriz que tiene la humanidad que bien puede ser una de nuestras mayores fortalezas o nuestro punto más vulnerable. La esperanza que es capaz de forzarnos hacer hazañas extraordinarias como inútiles.

Y, ahora, en medio de este confinamiento colectivo en medio del sopor del encierro, anhelamos volver a la rutina cuando antes la abominábamos, por eso la urgencia de romperla y alejar lo mas posible de ella. Llegamos a la conclusión, que ya había hecho Milan Kundera en La Insoportable Levedad del Ser, que la rutina es parte del ciclo de la felicidad y que los humanos estamos condenados a la infelicidad por odiar la rutina.

La felicidad es el deseo de repetir”, dice Teresa, uno de los personajes de dicha novela y eso es lo que ahora ansían muchos, volver a la repetición rutinaria que tanto odiaban.

Le hemos asignado al futuro propiedades mágicas. Es un espacio tiempo donde los sueños se cumplirán y todo estará bien, nos repetimos una y otra vez. El pasado solo vive en nuestros recuerdos donde hoy idealizamos lo que odiábamos y nos aferramos a ese futuro cuando todo esté bien.

Queremos volver a la rutina (no hablo de normalidad porque ello ya conlleva otra interpretación que hizo Foucault) pero no hemos reparado que eso ya no será posible, quizá en el futuro todo vuelva a estar bien pero no volverá a ser como fue.

Hoy, los sabios se ponen a imaginar cómo será el mundo una vez que la pandemia sea contenida, sobre cómo será nuestra vida al regreso laboral, escolar, social. Que si las clases en línea se alargarán, el papel de las energías renovables, las nuevas reglas del trabajo. ¿Y si lo que hoy vivimos como disrupción termina convirtiéndose en la rutina misma? Y si la vieja rutina no vuelve ¿tendremos que abandonar nuestro viejo concepto de felicidad repetitiva que creíamos aburrición?

Mientras, vuelve a sonar en mis audífonos In the Future When All’s Well de Morrissey.

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