El tapado queretano de Morena


Una de las más rancias tradiciones políticas del siglo XX mexicano se niega a morir en pleno siglo XXI y resurge disfrazada con nuevos ropajes democráticos, pero en esencia contiene los mismos elementos, me refiero, claro al juego del tapado.

Por si algún joven lector no lo sabe, en el siglo XX se denominaba como tapado a quien el presidente de la república seleccionaba para sucederlo en el poder, pero para protegerlo de ataques de potenciales rivales y que llegara a la candidatura sin problema, lo «tapaba» entre otros posibles candidatos y la clase política y la prensa se dedicaban a buscar señales del presidente para saber quién era el elegido.

Algo similar sucedió recientemente en Querétaro y que el viernes alcanzó el clímax con noticias de renuncias y no-renuncias, de suspirantes que buscaban colgarse de última hora.

Hago breve recuento: Desde el 2018 cuando el exrector Gilberto Herrera compitió para el Senado cobijado por Morena, se le señaló como posible candidato al gobierno estatal, idea que se reforzó con su designación como superdelegado federal. Entonces, su suplente JJ Jiménez fue senador y desde allí también comenzó a alimentar sus ilusiones por ser candidato a la gubernatura.

Pero la irrupción de Santiago Nieto, ilustre queretano, en las primeras filas de la política nacional y su rápido despegue en la opinión pública por los actos anticorrupción hizo dudar a más de uno en quien sería el candidato de Morena que aparecería en las boletas del 2021.

Las visitas constantes de Santiago Nieto, su reunión y fotografías incluso con gente de medios de comunicación hacían parecer que estábamos ante una nueva cargada política y que el poderoso titular de la Unidad de Inteligencia Financiera descendía del Olimpo de la política nacional para gobernar su terruño; claro, desde el inicio Nieto dejó en claro que todo dependería de lo que decidiera el presidente López Obrador, a quien es el que tiene que rendir cuentas.

Y ese es el elemento principal del tapadismo: que haya un gran elector, en este caso, el presidente de la república, que mueve sus piezas mientras hay otros «candidatos» que jalan la marca, hablando en términos futbolísticos, para evitar los ataques al elegido y este pueda actuar en libertad. Así funcionó con Santiago Nieto que distrajo a la opinión pública local e hizo que muchos se fueran en banda.

La decisión del presidente que todo aquel que perteneciera a su gabinete y tuviera aspiraciones electorales en 2021 tenía que renunciar el 31 de octubre, hizo que viviéramos un fin de semana políticamente agitado: Santiago Nieto no renunció, pero Gilberto Herrera sí.

Pero ojo, aún falta la última parte del proceso, Herrera regresa al senado a esperar la convocatoria de Morena para vestir democráticamente a su candidatura, pero a ver si el gran elector no tiene otra sorpresa preparada.

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