Este domingo, en varias partes del mundo se conmemoró el Día Internacional del Libro, fecha en donde se promueve la lectura, el apoyo a la industria editorial y la defensa de los derechos de autor y en Querétaro no fue la excepción.
Hace años, como reportero, hice un reportaje sobre las lecturas favoritas de funcionarios y diputados en el sexenio de Francisco Garrido Patrón y las respuestas arrojaban datos interesantes sobre la personalidad de los políticos queretanos. Ojalá la clase política se animara a dar a conocer sus lecturas para conocerlos a través de ellas. (Y ojo, deberían ir preparándose porque luego esas preguntas suelen hacérselas en campaña).
Sin embargo, este texto no es para hablar sobre mis lecturas favoritas o los libros que me han marcado, eso ya lo he plasmado en otras ocasiones y sería redundante abundar de nueva cuenta en ello, sino quiero aprovechar para reflexionar brevemente sobre dos grandes autores hijos de Florencia que luego fueron maltratados por su ciudad natal, fueron exiliados e incluso uno de ellos pidió no ser sepultado en su ciudad ante el escarnio del que había sido víctima. Me refiero, por supuesto a Dante Alighieri y a Nicolás Maquiavelo.
La Divina Comedia es el poema más famoso del Dante en donde hace nos presenta la cosmovisión del mundo que se tenía en la Baja Edad Media en donde ya se presentan algunos elementos renacentistas al recuperar a los clásicos grecorromanos y que nos habla del viaje al Infierno, Purgatorio y el Paraíso que hace el autor. Como suele suceder, el Infierno es el libro más entretenido.
En el noveno círculo del Infierno es donde se dan los peores tormentos a los pecadores medievales. ¿Y cuál era el peor pecado según el Dante? La traición y por ello el mismo Lucifer es el encargado de castigarlos. Para el florentino no había nada peor que la traición e incluso la divide en cuatro categorías y en ese círculo se encuentran Judas y Bruto (el asesino de César). Quizás porque sabía que su destino era ser traicionado por su Florencia, Dante consideró ese el peor pecado.
Maquiavelo es el otro florentino que habla sobre la traición. Y aunque en sus obras como El Príncipe y Comentarios a las Décadas de Tito Livio hace el análisis frío sobre la traición para acceder o mantener el poder, en el capítulo 8 de El Príncipe la desaconseja porque dice que el traicionar a los amigos está lejos de la virtud que deben tener los gobernantes para tener una república sana y que dicha acción podrá ayudar a mantener el poder, pero nunca otorgará la gloria. Y yo agregaría, juntando a los dos florentinos y citando a otro clásico, quien traiciona, se condena al basurero de la historia. En fin, nunca es tarde para leer a estos dos clásicos.