Feliz como político en Navidad


¿Alguna vez se han preguntado si los políticos son realmente felices en Navidad? Quizá es algo que no nos quita el sueño, pero ciertamente, los políticos, con su especie única y códigos incomprensibles, raramente muestran signos de la depresión invernal que afecta a muchos ciudadanos comunes durante estas fechas. En su mundo aparte, parece que la felicidad navideña es un requisito del cargo.

Remontándonos a los tiempos en que los celulares comenzaron a popularizarse, muchos recordarán que, durante Navidad y Año Nuevo, las líneas telefónicas se saturaban, obligándonos a planificar nuestras llamadas con antelación. Aquellos días parecen prehistóricos ahora. Los políticos, por su parte, también luchaban por encontrar su momento estelar en la televisión para enviar felicitaciones navideñas, como si a los ciudadanos les interesara recibir buenos deseos de quien está en el poder.

Hoy, gracias a la comunicación digital, tanto políticos como ciudadanos de a pie pueden enviar mensajes instantáneos. Pero ¿es realmente algo bueno? Ahora estamos expuestos a un bombardeo constante de felicitaciones políticas no solicitadas.

Ante ello, este año, me propuse analizar los mensajes navideños de figuras destacadas como AMLO y Mauricio Kuri, y las precandidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Examiné sus publicaciones en redes sociales, excluyendo cualquier declaración hecha en eventos particulares, para evaluar el tema principal, tono, estilo, retórica y mensaje clave de sus felicitaciones navideñas. ¿Serían tan inspiradores como Churchill animando a la resistencia británica, o caerían en el sumatorio de lugares comunes?

AMLO y Mauricio Kuri parecen leer el mismo guion, centrándose en valores como la solidaridad, la paz y la esperanza. Mientras que el presidente enlaza la Navidad con el humanismo y el amor, haciendo una referencia al nacimiento de Jesús; Kuri opta por hablar de unión, solidaridad y el trabajo conjunto por el futuro de Querétaro, añadiendo un sutil toque económico a su mensaje.

Por otro lado, Sheinbaum, en un tono lacónico como si fuera más bien Grinch, se enfoca en el bienestar y la esperanza para las familias mexicanas. Gálvez, en cambio, opta por un tono más personal y emotivo, donde resalta la superación y la alegría a pesar de las dificultades. Un discurso de alguien que se hizo millonaria vendiendo gelatinas.

Sin embargo, en cuanto a retórica, estos mensajes son tan frescos como un arbolito de Navidad de plástico. Los discursos, plagados de clichés, revelan una notable falta de creatividad. Muestran la pobreza del lenguaje político actual y su incapacidad para movilizar emociones en una época tan emotiva como la Navidad.

Al final, ¿qué más da? Los políticos deben estar felices en Navidad, especialmente al recibir sus jugosos aguinaldos. Se plantan frente a la cámara, intentando ofrecer palabras de aliento, sólo porque Comunicación Social se los pide. Intentan que sus gobernados piensen que aún son humanos y no seres sin alma. Después de todo, eso es lo que suelen ser los políticos, ¿no? En su mundo raro, la felicidad navideña es solo otra línea en el guion, una más de las muchas que recitan durante su carrera.

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