Canto algo de Bob Dylan y protesta (maldición, su rollo es el vals)...
Cuando de repente la olvido, jura que se muere por mí.
Incompatibilidad de caracteres. Joaquín Sabina
Víctor López Jaramillo
Fallida historia de amor
Estamos ante un caso de incompatibilidad de caracteres. Un desencuentro más, como los tantos que se dan en esta sociedad. Una relación forzada con más bajas que altas.
Por una lado, la señorita cultura: elegante, sofisticada, rebelde, soñadora, a veces snob, otras ingenua. Siempre con una frase en francés para impresionar y un poema que se le queda en el tintero. Las letras son su pasión, por ellas vive, y en ellas se plasma. Cuando la angustia ante la hoja en blanco parece vencerle, recuerda el poema de Octavio Paz y lo recita como si fuera un mantra: “cógelas del rabo (chillen putas), azótalas, (…) sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate”, etc., etc.”
Por el otro lado, tenemos al caballero llamado prensa comercial. No es fino pero sí práctico. Eficiente, pragmático, con una rebeldía domesticada, con karma de camaleón, goza con la presión al límite del cierre de edición y suele vivir al filo, con el tiempo pendiendo como espada sobre su cabeza. Las letras no son su pasión, son su negocio. Por ellas vive y con ellas refleja su versión de la realidad.
Con estas características el matrimonio es imposible, pero inevitable el concubinato. Su único punto en común son las letras, difieren radicalmente en su uso.
Se necesitan. Ella porque quiere difusión. Él, porque la cultura da prestigio, aunque luego la confunda y la deje cargada y en un rincón de la sección de sociales.
Ella acepta su destino de compartir una página de mescolanzas noticiosas entre una fiesta de la aristocracia queretana (esa que sueña con volver a los días de la Colonia y por eso hace sus fiestas a imagen y semejanza) y una presentación de un libro.
A veces, él la consiente y le da un suplemento para ella solita, y ésta siente que el amor renace, pero cada vez son menos esos momentos.
¿Por qué tanto desencuentro? La respuesta es sencilla, para la prensa comercial la cultura es un adorno, no una vocación.
Hasta aquí esta triste historia de amor lleno de desencuentros.
Que no se confunda esto con un juicio lapidario, ni una crítica despiadada, es una simple descripción, porque debemos de entender que el fin principal de la prensa comercial no es la cultura sino vender espacios publicitarios.
Son compañías privadas con fin de lucro y, por desgracia en el sistema neoliberal por el que atravesamos, la cultura no vende, aunque, como mencioné líneas arriba, sí da prestigio.
Esto no es un hecho aislado, debemos entenderlo como parte de todo el andamiaje económico, político y social. No es casualidad el intento por mutilar la enseñanza de las humanidades en la educación básica, los recortes a los apoyos a estudiantes de posgrado de ciencias sociales, el grito en el cielo por la lectura de “Aura” de Carlos Fuentes.
No es casualidad también los recortes a los apoyos artísticos y la improvisación de gente que no tiene la mínima idea de lo que es la literatura, pintura o cualquiera de las bellas artes al frente de las dependencias gubernamentales que debieran promover la cultura.
El desolador panorama encuentra su apoyo en los medios, que son parte de este andamiaje político y social. Si no cuestionan al poder político por razones comerciales, menos cuestionaran sus políticas culturales.
Antes de continuar, una acotación, el Doctor Enrique Sánchez Ruíz define a los medios como actores políticos que constituyen el espacio ampliado, arena en la que se dirimen conflictos y ganan visibilidad otros actores políticos y propuestas. Además de que los medios se encuentran entre los principales vehículos de producción social de sentido.
Entendiendo así a los medios, podremos comprender su poco interés en la difusión cultural.
No eres tú, soy yo
Una vez hecha la crítica, también viene la autocrítica. Debo admitir que también en el espacio periodístico que me encuentro tiene una deuda pendiente con la señorita Cultura. También hay que reconocer que ha tenido momentos álgidos en cuestión cultural, sobre todo a inicios de década dando a conocer a jóvenes creadores.
El porqué del enfriamiento de la relación se resume en una frase: no eres tú, soy yo.
No es un desdén, sino una simple falta de tiempo y recursos. Por falta de recursos (es decir, papel) en 2007 tuvimos que congelar un suplemento cultural.
Y aunque mantenemos un par de páginas a cuestiones culturales, siempre me han parecido insuficientes porque debemos de reconocer que la señorita Cultura es una mujer muy demandante y a veces asfixiante. Es meticulosa y muy quisquillosa.
Además, debo reconocer que siento una innegable atracción por la señora Política y he optado por tratar de develar sus misterios.
Sin embargo, este foro puede ser una buena oportunidad para reactivar la difusión cultural en el espacio periodístico en que me encuentro. Es un buen momento para poder crear un nuevo suplemento literario, se aceptan propuestas.