Ingenuos, piratas, vinagres, rosas y embusteras: Sabina en México


Foto de Itzel Otero

 

 

 

 

 

 

Víctor López Jaramillo

Piedra que rueda no hace moho reza una frase clásica del blues. A sus 61 años, Joaquín Sabina no es agua pasada ni tierra quemada, y aunque cansado, sigue rodando por la vida al más puro estilo Rolling Stone.

Martes 13, día de mala suerte según los supersticiosos.

Martes 13, día de buena suerte según los 10 mil sabineros que colmaron el Auditorio Nacional para ver al cantautor de Jáen en el concierto que marcaría el inicio de su gira mexicana correspondiente a su disco “Vinagre y rosas”.

La muy noble y leal Ciudad de México recibe el atardecer y viste un cielo sucio que ni en primavera puede ser azul. Se instalan los primeros puestos de mercancía sabinera.

Y un queretano sobre Paseo de la Reforma se sorprende a ver las playeras no oficiales de la gira que dicen que Sabina estará en la también muy noble y leal ciudad de Santiago de Querétaro en el ¡Auditorio Josefa Ruíz!

Pero la terca memoria, sobrepoblada de arcos, del queretano sobre Paseo de la Reforma le recuerda que el auditorio en honor de la esposa del Corregidor Miguel Domínguez se llama Josefa Ortiz.

Se nota que es la mercancía no oficial, la oficial sí trae la fecha y el nombre correcto.

Sombreros de 100 pesos, playeras de 80 y 100, réplicas del jersey de la selección española de futbol con el 10 en la espalda y el nombre de Sabina a 200 pesos.

Anforitas para guardar los whiskys de los amores oxidados a 120 pesos. Posters a 20. Cd con la discografía en mp3 a 15. El consumismo sabinero al máximo.

Ya en el lobby del Auditorio Nacional, los whiskys cuestan 70 pesos y por apurar el trago, alguien olvida el boleto en la barra que un diligente barman guarda con recelo y regresa honradamente a su legítima dueña.
Tercera llamada. Tercera llamada. Tercera llamada. Y a la cuarta “tercera llamada” inicia el concierto con el sonido de un bandoneón arrabalero que hace un leve escarceo sobre el Auditorio.

Arrancan las primeras notas del single “Tiramisú de limón” con lo que esa piedra rodante llamada Joaquín Sabina empieza a cantar con ese raspón de lija que ya tiene por voz.

De entre los 10 mil asistentes, destaca un ingenuo en el palco presidencial, según reportó el diario Reforma.

Un ingenuo que encabeza un gobierno que le ha dado a los mexicanos más vinagre que rosas. Felipe Calderón, como un fan VIP, presencia el concierto sin importar que un día antes el cantautor español hubiera descalificado su cruzada contra el narcotráfico.

Sabina tiene razón: “Hay mariposas de arrabal que nunca aprenden a volar”.
El escenario es una azotea que de fondo tiene una gran ciudad, donde Sabina y sus cómplices, que parecen gatos sin dueño, entonan “Viudita de Clicquot”, “Ganas de…”, “Peor para el sol”, entre otras.

La piedra rodante llamada Sabina de repente baja el ritmo y deja que otros se adueñen del escenario. Pancho Varona y García de Diego demuestran que no están para la banca y están listos para ser titulares cuando se les requiera.

Memorias de José Alfredo, de la Magdalena y sus amores gratuitos, de princesas embusteras que vestían medias negras y minifalda azul, que ya no viven en calle melancolía porque mal jugaron el juego llamado amor y 19 días con sus 500 noches se fueron a donde habita el olvido, claro, pasando primero por el bulevar de los sueños rotos.

Al final hubo noches de boda hasta que dieron las 10 y las 11. Para que todos se fueran contentos, el médico Sabina dio recetas para que en la farmacia pudieran comprar pastillas para no soñar.

Y al final final, en el sonido del Auditorio se escuchó la canción “Crisis”, que quien sabe si habrá escuchado el del palco presidencial.

Más de dos horas de Sabina, esa piedra rodante a quien otra piedra en el camino le enseñó que su destino era rodar y rodar.

2 Comentarios

  1. Ya chequé y es en la página oficial de la gura VInagre y rosas donde está el error inicial.
    Auqnue eso no excusa a los piratas que no sepan cosas básicas como el nombre de la Corregidora… Aunque pensándolo bien, por eso se dedicana eso verdad. Saludos Eli y a ver si me animo a ir al «Josefa Ruiz».

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