Réquiem por el Walkman (1979-2010)


Sony Walkman 1979-2010

Víctor López Jaramillo

Descontinuado, obsoleto, producto para nostálgicos, así ha sido el veredicto al que ha sido condenado el Walkman, el otrora rey de la música portátil, el cual a partir de ahora vivirá en el rincón del olvido, viviendo de sus pasadas glorias. Adiós Walkman, no sé si te voy a extrañar.

Hoy Sony Japón anunció que dejará de producir el reproductor portátil de cintas, aunque su planta en China seguirá produciendo cassettes para abastecer el mercado de los walkmans del mundo que aún funcionan, principalmente usados por personas mayores de 40 años.

Y es extraño, reemplazado desde hace años primero por el Discman, luego por el Minidisc portátil y finalmente por el Ipod y demás reproductores de MP3, nadie se acordaba del Walkman. O al menos yo no lo recordaba, encariñado por mi Ipod classic (hoy en coma) y mi Ipod touch, ni como acordarse del Walkman.

No sabía que aún los seguían produciendo, pero la noticia de que han sido condenados al museo de la historia tecnológica (junto con el vocho y el tocadiscos de vinilos) me ha provocado un cierto tipo de nostalgia porque el Walkman y yo casi somos contemporáneos. Es como ir al funeral de un amigo de la adolescencia. Nunca sabes cuando la muerte te puede acechar.

Primero hay que aclarar una cosa, en los ochentas y parte de los noventas se conoció con el nombre genérico de Walkman a todo aquel aparato reproductor portátil de cintas. Al principio sólo Sony los fabricaba pero después Aiwa, Pioneer y otras marcas los fabricaron compitiendo codo a codo con los de Sony.

El primer Walkman que tuve no fue un Sony, sino uno genérico que compré en una tienda de importaciones. Era amarillo y nada más tenía tres teclas: Play, Stop y FF.  Eso sí, tenía un mini ecualizador que amplificaba la música y le daba batalla a cualquier Sony.

Ese Walkman tuvo un trágico fin: se lo presté a una prima que imprudente que lo dejó caer y se rompió completamente. Sólo quedó intacto el pequeño ecualizador. Lección aprendida: nunca le prestes tus gadgets a tus primas que no saben cuidarlos.

Después, gracias a los bueno oficios de mi padre, tuve mi segundo Walkman. Conociendo mi antecedente con el primero, me regaló, ahora sí, un Sony, versión Sport-, que incluía un mini reloj digital solar y que era resistente al agua y a los duros golpes de la vida. A mi hermana le dio uno similar pero sin reloj solar.

El Walkman Sport aguantaba estoicamente los golpes de la vida

Encantado con él, iba todos lados con él y desde entonces los audífonos fueron parte de mi indumentaria. Por el exceso de uso, se descompuso, nada más se oía como tronaban los engranajes internos. Clic-clic-cliiiic le hacía y luego dejaba de funcionar. Eso sí, pese  a que le di varios golpes, la carcasa amarilla estaba impecable.

De luto por ese Walkman, mi hermana me dijo que podía usar el suyo porque casi no lo usaba. Resultado: duró como un año conmigo y tuvo los mismos síntomas que el anterior.

Al llegar a este punto de la historia, de seguro querido lector estará sospechando que soy un melómano que se la pasa escuchando música todo el día. Así es. Desde mi infancia una de las cosas que más me apasionan es escuchar música y el Walkman era la solución de no depender del tocadiscos para poder escucharla por todas partes.

Después de estos dos Walkman Sports, vino un modelo austero. De nueva cuenta, los engranajes se desgastaron y tuve que comprar otro. Para cuando iba a la prepa, decidí comprarme uno con sintonizador digital de radio y ecualizador ídem.

La novedad en este modelo fue el sintonizador de radio digital y la memoria de estaciones

Eran emocionantes las tardes seleccionando la música para grabar en los cassettes y así llevar una selección de música a todas partes. Claro, eso ya se puede hacer fácilmente con el playlist del Ipod, pero entonces crear tu propia selección podría llevar toda una tarde. Y no sólo eso, también había que seleccionar el cassette, Sony por lo regular, si iba a ser cinta normal, de cromo o de metal. Claro, como olvidar cuando me pasaba la tarde grabando cassettes para la chica que me gustaba y que ella pudiera disfrutar de la misma música en su Walkman o en el estéreo de su casa.

Cómo olvidar que para regresar una canción era preferible regresarlo usando un bolígrafo Bic, para así ahorrar batería. O cuando se enredaban en la pequeña polea del reproductor o cuando había que limpiar ésta con alcohol al igual que la cabeza magnética reproductora.

Para mediados de los noventas, había optado por dejar de usar Walkmans Sony para usar Aiwa. ¿Por qué? Si mal no recuerdo, en su momento valore que los Aiwa tenían mejor calidad de audio. Ignoro si eso sea cierto o sólo los compraba porque eran ligeramente más baratos.

Escoger el cassette correcto era importante. Había cinta "normal", de cromo y de metal.

Después llego el Discman, que realmente nunca llegó a desplazar al Walkman en cuestión de portabilidad. Después vino el minidisc de Sony. Claro, también con el nombre genérico de Walkman. Pero en eso llegó el Ipod de 5 Gigas de Apple y fue la jubilación del Walkman de que reproducía cintas.

Hoy, Sony llama a su línea de reproductores de MP3 con el viejo nombre de Walkman, pero, seamos sinceros, ese nombre estará asociado en nuestra memoria a ese reproductor de cintas…

Adiós Walkman, creo que sí te voy a extrañar, tanto como extraño mi adolescencia.

Un comentario

  1. Sin duda nostalgico, a mi aunque más joven me toco vivir la euforia de los walkmans, recuerdo el taller de mi papá con sus trabajadores y sus walkmans al lado y el regalo de mi cumpleaños 10 un walkman sony sport. Recorde muchas cosas gracias por el viaje atemporal pariente…

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