Inevitables, las consecuencias con Bunbury


Enrique Bunbury en Querétaro

Víctor López Jaramillo

Es más que evidente: las consecuencias son inevitables. Ya lo sabes, la juventud no te acompañará por los próximos mil años.

El de las frases sabias es Bunbury, quien con 23 canciones en casi dos horas, dejó constancia de que lo aprendido en el Club de los imposibles que lo ha hecho un referente del rock en español.

Antes de que muera la tarde de este otoño caluroso, largas filas afuera del Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, en donde pletóricos de entusiasmo, sus fans lucen sus sombreros con calaveras, sus playeras con la imagen del cantante o la de la selección española campeona. No faltaron los nostálgicos con sus playeras retro de Héroes del Silencio.

Y aunque el tiempo de las cerezas nunca llega cerca de noviembre, el auditorio, pintado de rojo, pero no por las cerezas sino por el partido político que regresó al poder, luce lleno y expectante.

El concierto pactado a las 8 y media de la noche, empieza 15 minutos después.

Así inician Las Consecuencias de que Ella me Dijo que No delante De todo el Mundo y me lo dijo Frente a Frente.

Y aquí el primero video. Frente a Frente.


Enseguida, interpretó Los Habitantes, Enganchado a ti, El extranjero, Contar contigo, El Porqué de Tus Silencios, Y Hay muy poca gente.

Y aunque hizo una remembranza de sus viejos tiempos con Héroes del Silencio al cantar Iberia Sumergida, la versión era completamente renovada.

Y siguió con Que Tengas Suertecita, Sólo si me Perdonas, Sácame de Aquí, Si, Infinito (En una versión muy cercana al blues con un gran solo de guitarra) y cerró con Apuesta por el Rock And Roll.

Y vino el primer encore. Enriiiqueee, Enriiiiqueeee, gritaban los fans. Por cierto, una que estaba en la fila “Y” casi me deja sordo…

Y Enrique demuestra que es un Hombre Delgado que no flaqueará jamás, para seguir con Robinson y cerrar con Lady Blue para nuevamente retirarse del escenario y hacerla de emoción.

Claro, regresaría minutos después para cerrar con broche de oro con El boxeador y la rola que hizo desgañitar a más de un corazón herido: Bravo.

Y se oye a coro: “Bravo por herir mis sentimientos (…) Te odio tanto que yo mismo me espanto de mi forma de odiar (…)  Y que dios me perdone por desear que ni muerta tengas calma”.

Sí, hay muchos corazones heridos berreando a todo pulmón la canción. Una lágrima furtiva que se le escapa a mas de una y el metalero colado que acomodándose su mata mira indiferente a los demás y no entiende porque se ponen así ni porque él está ahí. Hay Bunbury para todo público.

Y para cerrar el concierto, obvio, canta Y Al final.

No, y Enrique no regresa de nuevo al escenario. Se encienden las luces y pa´fuera todos. Se acabo el concierto. A esperar la siguiente gira de su siguiente disco.

PD. Eso sí, no puedo dejar de consignar lo abusivo que son los de los puestos de mercancía de los conciertos en Querétaro. Siempre incrementan por los menos un 40% los precios con respecto a los de la Ciudad de México.

4 Comentarios

  1. Bien pariente, aunque parece que las fasn que rompen oídos y gritan desgañitadas lo persiguen en los conciertos. Cheque donde dice largas filas afueras del auditorio, creo que se le fue una S de mas en afueras.

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  2. Buena la cronica. Es la realidad rebasada por la sensible e impactante debenir de las letras de un flaco que no flaquera jamas. Me gsuto el concert. Un saludo vic.

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