La política es como un castillo de naipes. Hay que tener mucho tacto para construirlo, pero el más ligero soplo puede derribarlo. La política necesita de muchos equilibrios y respeto. Lo que se construye con arduo esfuerzo por años, puede quedar deshecho en cuestión de segundos.
Eso sin duda, ya lo aprendió el expresidente del PRI estatal Alonso Landeros. Años en la construcción de su castillo de naipes político para que, cuando menos se lo esperaba, se derrumbara espectacularmente ante sus ojos.
Priista de vieja escuela, Landeros creyó que lo más importante en su carrera era seguir las buenas o malas artes políticas; sin embargo, olvidó que en un país de instituciones (palabra que tanto le gusta usar a los priistas) el respeto a la legalidad es uno de los pilares.
Y he allí el error de Landeros, respetó las normas políticas pero hizo caso omiso a la ley. Hoy, va al ostracismo político y su partido se sume en una crisis de cara al próximo proceso electoral.
Y el PRI también ve en peligro su nuevo castillo de naipes al tener que enfrentarse a una crisis política que pareció surgir de la nada. Con una alcaldesa removida, el PRI besa la lona electoral momentáneamente.
Democracia y PRI son dos palabras que no se llevan. Son como agua y aceite. Prueba de ello, es que la sustitución de Landeros como dirigente del partido agitó la aguas y luego, como por arte de magia, volvieron a la normalidad al son de ‘no se hagan bolas’.
Y así, un nuevo candidato de unidad será ungido como líder del tricolor y que los lleve al triunfo o fracaso al 2015.
Lo malo para Tonatiuh Salinas, el nuevo dirigente tricolor, es que electoralmente tiene un fuerte hán
dicap en contra: como coordinador de campaña del hoy presidente Enrique Peña Nieto, no entregó buenas cuentas electorales, las cuales incluso lo marginaron de una posición federal.
¿Tendrá la capacidad para aprender de sus errores o tropezará el PRI con la misma piedra?
El castillo de naipes electoral es frágil y cualquier error lo puede derribar. Aunque Tonatiuh ha mostrado su multifuncionalidad (cuatro cargos en cuatro años de gobierno calzadista) que lo ha hecho acreedor a ser el milusos del sexenio, su llegada a la presidencia estatal tricolor obedece más a que el Palacio de la Corregidora cierra la pinza en el control del partido que a un proceso democrático interno. ¿Qué fracturas seguirán a esta “elección”?
Otro castillo de naipes que se derrumba es el de RedQ, el programa estrella del gobierno estatal. Pensado para cerrar con paso firme la segunda mitad del sexenio, se ha convertido en un tropezón que lo ha hecho desperdiciar capital político.
Aunque los voceros del poder insisten en que hay que darle tiempo a RedQ para que funcione, los que no han tenido tiempo y han llegado tarde a sus trabajos y hogares son los miles de usuarios afectados este lunes.
Las escenas quedan para la memoria gráfica de Querétaro. Patrullas que fungen como prestadoras de transporte. Decenas de personas que apretujadas en los poli-taxis. Ah, y los taxistas haciéndole honor a agosto ofreciendo sus servicios a todo aquel que tuviera urgencia por llegar a su trabajo.
El saldo del primer día de RedQ es un fiasco. Y si a eso le sumamos que en la fase de prueba, conductores del servicio de transporte público se mostraron agresivos con todo aquel que quisiera usar su tarjeta de prepago y que incluso se llegó al extremo de que un estudiante de la UAQ resultara golpeado, pues el panorama no es alentador.
Tampoco lo es para los choferes, que muchos prefirieron renunciar antes que aceptar las nuevas condiciones de trabajo que consideraron como inhumanas. Todo esto enrarece más el ambiente y el problema del transporte público amenaza con provocar un colapso.
Otro castillo de naipes que se derrumba por no hacer la correcta planeación. El otoño de la administración calzadista tendrás más hojas caídas que atardeceres dorados.