Víctor López Jaramillo
La semana pasada causó revuelo el hecho de que el Partido Encuentro Social (PES) barajara como posibilidad el postular a Carlos Villagrán, mejor conocido como Quico, por su personaje en el Chavo del Ocho. Finalmente, el propio involucrado salió a desmentir dicha versión.
Pero esto no queda en mera anécdota, pues en Guadalajara y en Cuernavaca, buscan postularse el payaso Lagrimita y el futbolista Cuauhtémoc Blanco. Uno por la vía de las candidaturas independientes y otro por un partido estatal.
Pareciera simple anécdota menor de nuestra inconclusa democracia, pues por el momento son precandidatos, pero si dejamos de ver el árbol para ver el bosque, podemos ver que los partidos políticos recurren a personajes famosos en una búsqueda fácil del voto.
No tienen una oferta política, ofrecen entes mediáticos que venden imagen, lo cual representa una falta total de ideas. Corremos el riesgo de caer en una democracia sin ideas.
Habrá que esperar a si Blanco y Lagrimita son finalmente candidatos, pero esto no deja de ser un llamado de alerta