Autoengaño y desengaño


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Publicado el 23 de junio de 2015

Víctor López Jaramillo

Dice el cantante español Joaquín Sabina que si dos no se engañan, no puede haber desengaños. Sin embargo, esta cita aplicable a relaciones interpersonales no se puede extrapolar a la actividad política donde el engaño y el autoengaño son parte esencial del actuar de muchos políticos y votantes.

Aclaro, no estoy justificando que los políticos engañen, por el contrario, es desdeñable pero eso daría tema para otros artículos, por el momento, quisiera concentrarme en el autoengaño y desengaño ciudadano.

Traigo a colación este tema por el desbordado entusiasmo que ha despertado el triunfo electoral de Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como el Bronco.

Su triunfo es una bocanada de aire fresco para nuestra democracia queparecía destinada a oxidarse.

El que un candidato independiente derrote a los dos partidos mayoritarios en un estado clave como Nuevo León es una excelente señal. En un llamado de alerta a los partidos para que dejen atrás practicas cupulares y se acerquen más a los ciudadanos.

Sin embargo, y no quiero sonar pesimista, ya hemos transitado por caminos similares y nos hemos llevado desengaños.

Baste recordar ese dos de julio del 2000 en que una multitud eufórica le gritaba al ganador Vicente Fox un “No nos falles” y él respondió que no iba a fallar. El resultado histórico está a la vista: falló.

Después vino la polarización a la que llegó el país en la elección presidencial del 2006.

Una elección anticlimática y un resultado electoral que todavía es puesto en duda. El desencanto democrático nos condujo a una cruda colectiva de la que apenas nos vamos recuperando nueve años después.

Por ello, reitero, es alentador el triunfo del Bronco, así como la victoria de varios candidatos independientes más. Y a eso le añadimos que en nuestro estado hubo una nueva alternancia, habla de que los ciudadanos recuperan poco a poco la confianza en los procesos electorales.

En Querétaro, el PAN debe evitar el autoengaño

En nuestro estado, como hemos comentado en anteriores entregas, fue mas voto de castigo contra el PRI que un inusitado amor por Acción Nacional.

Y es aquí donde debe imperar que el PAN y Francisco Domínguez no caigan en el autoengaño político.

Y para que los ciudadanos no caigan en el desengaño, tampoco debemos de creer que el acto de ir a votar es nuestra única participación en la democracia.

La mayoría que tiene el PAN en la Legislatura y los triunfos en casi toda la zona metropolitana, lo ponen en una situación hegemónica a la cual los ciudadanos debemos saber ponerle freno.

Que no se caiga en la tentación de tener el poder absoluto, que haya el respeto para los derechos de las minorías.

Y, en el caso de gente como el Bronco y otros independientes triunfantes, saber exigirles para que no caigan en los mismos errores que otros políticos con altos bonos democráticos han tenido. Que no fallen ni fallemos de nuevo.

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