Víctor López Jaramillo
El siete es un número cabalístico en nuestra cultura. Siete son las virtudes, siete los pecados capitales. Siete son las semanas que le restan al gobierno de José Calzada Rovirosa que hace seis años despertó muchas expectativas entre los ciudadanos.
La semana pasada comenzó el proceso de entrega-recepción entre los equipos de Calzada Rovirosa y el del gobernador electo Francisco Domínguez. Jorge López Portillo encabeza el primer equipo y Bernardo Nava el del panismo triunfante.
Estas siete semanas son la rémora temporal del gobierno saliente. Es el momento de hacer cuentas y ver lo que se hizo y se dejó de hacer. Los votantes ya hicieron su primer juicio al votar en contra del partido en el poder.
Aunque los apologistas del gobierno en turno afirman que no se castigó a Calzada, presuntamente el mandatario mejor evaluado del país, sino que se castigó a una mala campaña electoral, los resultados están a la vista y el priismo no se pudo extender seis años más.
Sobre las virtudes de Calzada, ya mucha publicidad oficial las ha replicado hasta la saciedad durante el periodo del informe. Querétaro como ejemplo de bonanza para México, ejemplo de atracción de inversiones, potencia en aeronáutica.
Pero, para mirar la otra cara de la moneda, veamos cuales son las siete fallas que tuvo Calzada a siete semanas de dejar la silla gubernamental del Palacio de la Corregidora.
Red Q y Peña Colorada
El primer error y que evidentemente le granjeó votos en contra es el transporte. Red Q fue un mal chiste. Una modernización que no fue tal.
El pasado martes, universitarios y organizaciones sociales salieron a protestar por el incremento del precio del pasaje, una cuenta que Calzada hereda a Domínguez. Hay descontento por el mal servicio y su alto costo. ¿Hasta dónde llegará el descontento?
Calzada prometió un gobierno sin colores. El resultado fue un gobierno opaco. Un gobierno donde la transparencia no fue la principal virtud. Repetidas veces puso obstáculos contra la entrega de información pública. Su reto más reciente es aceptar que haya testigos sociales en el proceso de entrega-recepción. El silencio ha sido su respuesta.
Peña Colorada es otro pendiente; otro problema para el siguiente gobierno. Una zona protegida que está en riesgo de no serlo más. Ubicada en una zona estratégica deseada por las inmobiliarias queretanas que sólo sueñan con llenar de urbe los espacios vacíos, como dice la canción de Pink Floyd. Falta de planeación urbana. La bucólica tranquilidad de provincia ya no es característica de Querétaro. Con una sobredosis urbana, el caos vial es algo cotidiano. Adiós a los trayectos cortos. La ciudad padece gigantismo. Y crece sin regulación.
Inseguridad
Aunado a lo anterior, viene la inseguridad. El Querétaro donde se dejaba la puerta abierta de la casa y nada pasaba ya no existe más. La percepción del incremento de la violencia se refuerza cada día con las noticias de asaltos y asesinatos. La mayoría de los queretanos tiene una historia que contar sobre inseguridad, ya sea que les haya pasado a ellos o a alguien cercano.
Calzada también se distinguió por sus proyectos inconclusos. Prometer no empobrece. Y prometió muchas cosas que hoy siguen en meros proyectos, en ideas. Quizá algún día aterricen pero por lo pronto, en las siguientes siete semanas será difícil que se concreten. La ciudad de la salud y la universidad de Arkansas son un par de ejemplos de la fastuosa promoción y pocos resultados concretos.
Finalmente, Calzada y su equipo cercano siempre mostraron una falta de pericia política. La reforma electoral, la elección de consejeros electorales, la elección de ombudsman, entre otros, evidenciaron la falta de tacto político. Falla que se extendió hasta las elecciones de 2015. ¿Cómo olvidar esa campaña de Paul Ospital, uno de sus más cercanos, en donde se promocionaba en los glúteos de una edecán a la par que decía que seguía los pasos de Pepe?
Nunca dominaron el arte de la política y lo pagaron en las urnas. Siete semanas les restan en los cuernos de la luna.