Para el PRI queretano aún es 8 de junio del 2015, el día después de la derrota. Aún no superan el trago amargo y aún no recuperan el rumbo. Un año ya, y no alcanzan a ser oposición eficaz ni se han logrado consensos internos.
Este fin de semana, el PRI estatal realizó la integración de su Consejo Político y en vez de salir unidos, los priístas salieron partidos.
Así lo prueba el hecho de que el diputado federal Braulio Guerra Urbiola y la diputada local María Alemán abandonaran la sesión. No fueron tomados en cuenta para comisión alguna.
La sesión de este fin de semana era crucial para empezar a redefinir el rumbo de cara a las elecciones de 2018, tomando el contexto de que este año el PRI perdió varias gubernaturas en el resto del país.
Dice Dick Morris, poderoso asesor político estadounidense, que cuando su partido no para de perder, solamente existe una manera de volver a ganar: hay que cambiar.
“Puede resultar difícil encontrar un modo de convencer a quienes tienen el poder de que entreguen el control y modifiquen su forma de ser, pero para nada eso es mejor que perder una elección tras otra”, dice el exasesor de Bill Clinton en su libro Juegos de Poder.
Advierte Morris que lo extraordinario en un proceso de reforma de un partido es fortalecer al reformador y hacer de su triunfo algo inevitable. “Matar a los dragones del propio partido puede resultar un espectáculo tan atractivo para los votantes independientes que observan el fratricidio, con frecuencia terminan por unirse al tropel reformador”, arma el asesor político en el ya mencionado libro.
¿Lo que vimos el pasado fin de semana en el PRI fue un fratricidio que convencerá a los votantes de que este es un PRI distinto al que perdió las elecciones?
¿O sólo fue un paso más en el proceso de distanciamiento en las corrientes priístas, cuya división se acrecentará conforme se acerquen las elecciones?
Para Dick Morris, el truco de reformar al partido es de dos caras. Primero hay que derrocar al líder viejo y malo del partido y después “asegurarse de que no lo acuchillen por la espalda mientras se intenta conducir al partido hacia la victoria”.
Tengo serias dudas de que en el Partido Revolucionario Institucional haya pasado exactamente lo que dice Dick Morris, no veo a un nuevo grupo surgiendo desplazando al viejo grupo. Lo que sucedió es que el calzadismo, presente con el liderazgo de Juan José Ruiz, pretende imponer una visión única al interior del partido y borrar a toda disidencia.
Ojo con lo que advierte Morris, en el sentido de que se tienen que asegurar de no ser acuchillados por la espalda.
Decía Maquiavelo que a ningún hombre o mujer se le debe de menospreciar y pensar que no buscarán venganza, aun a costa de los mayores peligros. Lejos de lograr la unidad, el PRI salió de ese consejo profundamente dividido, lejos de unificar las corrientes con miras al 2018, una se impuso sobre las demás y el enojo fue evidente. Han sido nula oposición y no lograron consensos. El PRI aún no supera el 8 de junio de 2015.
Habrá que esperar a las reacciones de los desplazados, que en política, los mensajes y las venganzas políticas se guardan para los momentos coyunturales.