Este domingo, con las palabras finales del informe del gobernador Francisco Domínguez Servién, concluyó el primer ciclo del periodo tanto del Ejecutivo estatal como de los municipios y de la legislatura, pese a que aún no cumplan un año en el ejercicio de gobierno.
Así es, sólo diez meses de gobierno por cuestiones de la temporalidad política queretana y la adoración al patronímico de la capital del estado, en cuya festividad se estableció la fundación de la ciudad y los informes de gobierno.
En otros estados no suele suceder esto, tomemos de ejemplo al vecino Guanajuato, donde los informes se realizan en el mes de octubre, cuando ya se tiene un año completo en el cargo.
En tierras queretanas llegamos al primer informe así, con menos de un año (y en el caso de Huimilpan, dada su elección extraordinaria, apenas superado el semestre de gobierno).
Con esto, tenemos el escenario para que los gobernantes tengan el pretexto perfecto para que muchos de los actos tengan tintes parecidos a las tomas de protesta con escasos hechos y un desfile de discursos de promesas.
Así, el primer informe de gobierno es de apenas los diez primeros meses, por lo que el segundo será sobre 14 meses de ejercicio gubernamental y muchas de las proyecciones se irán materializando hacia ese segundo año.
Ya hemos comentado el informe del alcalde Marcos Aguilar, ahora tocó turno al gobernador Francisco Domínguez de tener su propio ritual faraónico donde el aplauso reinó sobre el discurso.
La frase escogida por sus asesores de marketing político fue “Querétaro es el camino”, sin embargo, en el banner de la página del gobierno estatal erraron en ortografía y escribieron “desición” en vez de “decisión”. Detalles que pesan cuando se gasta más en marketing y se descuidan los detalles básicos de la política. O a lo mejor es un lapso freudiano que indica que las decisiones iniciales del gobierno son erradas, en fin.
Pero insisto, algo falla en la retórica. Si “Querétaro es el camino”, ¿cuál es el lugar al que lleva ese camino? Su respuesta, dada en su informe, sólo nos muestra que ese camino nos “indica a México que sí puede haber eficiencia y buenos resultados en los gobiernos”.
Algo falta de conectar en el discurso, así como faltan muchas cosas de conectar en sus primeros meses de gobierno.
Dice en su apertura de discurso que los medios ejercen su libertad de informarse y expresarse, sin embargo, los ciudadanos no tienen ese mismo derecho, baste recordar a la estudiante de la UAQ que lo increpó durante la inauguración de la Plaza del Estudiante y que fue desalojada por cuestionar su obra.
Esto es una muestra del doble discurso de Domínguez, que dice que hay libertad de expresión pero a ciudadano que lo critica, lo manda a sacar.
Un doble discurso porque en el informe habla de respeto a la división de poderes en el estado pero en la práctica desde el Ejecutivo se avasalla al Judicial cambiando una ley para renovar la mitad de sus magistrados. Además, se tiene bajo control al Legislativo con la mayoría panista en la cámara. Un doble discurso porque mientras dice que no fue electo para administrar lo que encontró, en el caso del transporte público sólo se ha dedicado a administrar el conflicto y, en algunos momentos, agrandarlo con la imposición de líderes.
Transporte y seguridad son casos emblemáticos. A diez meses, no hay una solución viable. A cambio, tenemos discurso de que se solucionará, mismo discurso que ya se había dado. En el caso de Domínguez, su excusa es que apenas va el primer año.
Pero la ciudadanía se cansa pronto de promesas y exige respuestas. El bono democrático se le puede agotar a Domínguez como se le agotó abruptamente a Marcos Aguilar.