Y con la iglesia hemos dado, Sancho dice el personaje Quijote en la segunda parte de la novela escrita por Cervantes. Y con la derecha católica hemos dado, querido lector.
Seguramente si usted transita por Paseo Constituyentes habrá visto un anuncio espectacular en donde convocan a participar en una marcha nacional “por la familia” e invitan a visitar el sitio notemetasconmishijos.mx
En dicha página viene una serie de información alarmista que no corresponden a la realidad. Le pongo un ejemplo: en el apartado “¿Qué se les enseñará a tus hijos en la escuela?” del sitio alertan de una supuesta oleada de maestros transgénero en los colegios, al privilegiárseles por motivos de inclusión.
Cito otra perla alarmista existente en la página: “Habrá baños transgéneros en los colegios, para que cada quien entre al lugar donde se sienta identificado”. En este punto abundan que “si un profesor se siente mujer podrá ir al baño donde va tu hija menor. En otros países, lo anterior ha provocado abuso sexual y casos de pederastia”.
Lo irónico en este punto es que la Iglesia católica, quien no ve con malos ojos dicha marcha, es una de las instituciones cuyos miembros han sido acusados y procesados por este delito.
Explorando la página, uno inevitablemente encuentra la liga que nos lleva directamente al portal del Frente Nacional por la Familia, quienes se definen como millones de padres de familia y más de mil instituciones que están en contra de la iniciativa presentada por el presidente Enrique Peña Nieto en la que se propone el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Se pronuncian como defensores de la institución, según ellos, más importante: “el matrimonio conformado entre un hombre y una mujer, y la familia natural, ambas bases de nuestra sociedad”.
Ah, lo natural. Así, basan su argumento en lo natural, cuando olvidan que los seres humanos somos seres sociales, lo cual implica que no tenemos un comportamiento que podamos denominar natural, por el contrario, la cultura y lo social es lo que nos define.
Hace cuatro años, a propósito de una declaración de la exalcaldesa y hoy diputada panista Carmen Zúñiga, en el que defendía el “matrimonio natural”, escribí en mi blog que el Estado es una construcción social. La forma de organizarnos es una construcción social, no natural. La forma de relacionarnos es una construcción social, no natural.
Las leyes son una construcción social. Incluso, el matrimonio es una construcción social, nunca “natural”.
Parafraseando al ficticio personaje de televisión Dr. Gregory House: Si la política (el matrimonio, el amor, etcétera) fuera natural; aún estaríamos sobre los árboles. En pocas palabras, somos animales sociales o políticos, si le gusta más el estilo aristotélico.
Pero ahora los grupos de derecha religiosa aprovechan la coyuntura y se lanzan en una embestida para socavar los derechos de los demás. No juzgo su derecho a manifestarse, lo tienen y lo defiendo, cuestiono, como es debatible en toda democracia, sus motivos y sus argumentos.
La investigadora de la UAQ, la doctora Martagloria Morales Garza, en un artículo publicado esta semana en el semanario universitario Tribuna de Querétaro, arma que “la sociedad civil de derecha y conservadora siempre ha sido fuerte y ha tenido influencia en las decisiones del gobierno e incluso del Estado. Pero sólo salta a la calle cuando las organizaciones sociales y populares se debilitan, están divididas o aisladas; en mi opinión eso es lo que pasa ahora en México”.
En esta coyuntura, se pronuncia este grupo conservador que pretende retroceder en derechos humanos. No hay un tipo de familia, hay muchos tipos de familias. La llamada familia tradicional no es el único tipo y mucho menos decir que es “natural” es un argumento.