
Víctor López Jaramillo
La espada de Damocles pende sobre nuevamente sobre la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
Traigo esto a colación porque la semana pasada circuló la noticia que la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) pasaba por aprietos financieros. Hacienda (SHCP) le había retenido 136 millones de pesos de participaciones federales de los años 2015 y 2016 por adeudos con dicha institución, por lo que la universidad zacatecana se había declarado en quiebra técnica
Con apenas un mes en el cargo, el nuevo rector, Antonio Guzmán Fernández, admitió que no podían cumplir con sus obligaciones contractuales y, por tanto, la universidad quedaba inoperante, según se informó en nota de ‘El Universal’.
Aunque finalmente días después, tras negociaciones con la SCHP, esta liberó recursos a cambio de auditorías académicas y administrativas, además de un programa de austeridad.
Parece un final feliz, pero en realidad es un párrafo más de un largo prólogo en donde se cuentan las penurias económicas que pasan las universidades estatales por el limitante presupuesto que se les otorga.
Y vuelvo con la frase que abrí: Recordará usted lector esa antiquísima leyenda griega que cuenta que a Damocles, habitante de Siracusa, se le fue ofrecido el trono por un día del Tirano (Así era el nombre del cargo, no que fuera un tirano en el sentido actual de la palabra) Dionisio I. Sin embargo, había una pequeña trampa: una vez sentado en el trono, Damocles se dio cuenta que sobre el pendía una espada que en cualquier momento caería sobre él. Esa leyenda puede tener diferentes lecturas.
Desde hace más de una década, la espada de Damocles pende sobre la Universidad Autónoma de Querétaro. Esa espada es la insuficiencia presupuestaria.
Desde los tardíos noventa, cada Rector, o Rectora, haciendo una lectura coyuntural, ha tenido que salvar los obstáculos presupuestarios de la UAQ. Negociando coyunturas, pero impedidos para solucionar el problema estructural que es la falta de presupuesto para la universidad pública.
La situación por la que atraviesa la hermana universidad de Zacatecas es una muestra de lo que puede sufrir la UAQ. Y a eso hay que sumarle lo que ha sucedido este año: la larga huelga que tuvo como antesala el insuficiente presupuesto otorgado para este año.
Ya se ha advertido que estamos ante el inicio de una situación similar. Que la falta de presupuesto para la educación en todas sus áreas, desde la básica hasta la superior, es la forma de eliminar el pensamiento crítico de una sociedad.
La propuesta presupuestaria actual para la Universidad implicaría que esta tuviera que aumentar sus cuotas o limitar la admisión de estudiantes (tanto del estado como de otras entidades federativas), ambas situaciones que definitivamente irían contra el espíritu de educación para todos.
Detener el crecimiento de la UAQ no es una opción, sería el inicio de una época oscura. La vitalidad de una nación se ve reflejada en el crecimiento y fuerza de sus universidades públicas.
En un momento donde la clase política mexicana goza de enormes canonjías e impunidad y que son una muestra de la degradación de nuestra república, es momento de defender la educación.
El 26 de octubre es un día clave para la defensa de nuestra Universidad. No es el simple argumento de “queremos más dinero” que algunos políticos de pocas neuronas (y poca visión) dicen. Es el presupuesto para seguir impulsando proyectos y transformar a nuestra sociedad. Si matan de inanición a la Universidad, pasaremos del otoño de la duda al cruel invierno de nuestro descontento social.
Por eso decimos, que se recorten los privilegios, no los derechos.