El gobierno del alcalde capitalino Marcos Aguilar Vega pretendió arrancar de manera espectacular y en la retórica inicial usaron la frase Memento Mori, esa locución latina que recuerda la mortalidad a los que han alcanzado la gloria política.
Así se estilaba en la Roma Antigua; mientras en el desfile del triunfo el héroe recibía el honor de la corona de olivo, un esclavo le recordaba su mortalidad, su paso fugaz por este mundo. Quizá, cuando seleccionó esa frase, el alcalde quería enviar un mensaje de humildad a sus colaboradores y los ciudadanos pero en la práctica resultó todo lo contrario, el gobierno de Marcos cada vez se alejó de sus votantes.
Tropiezo tras tropiezo comenzaron a marcar el desempeño de Aguilar Vega. El nombramiento de su titular de Seguridad Pública, el general Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, y su encontronazo con el gabinete de seguridad estatal fue el primer aviso.
Después, la impopular privatización (aunque en Centro Cívico le llaman concesión) del servicio de recolección de basura. El desalojo de los comerciantes de la Alameda. Y finalmente, la pretensión de instalar parquímetros en el Centro Histórico de Querétaro.
Medidas impopulares que nunca supo comunicar el alcalde. La crisis de la basura fue el punto de inflexión. La ciudad sucia y la falta de respuesta por parte del municipio fue el momento del cual nunca pudo recuperarse mediáticamente el alcalde.
Con la credibilidad a la baja, fue por la instalación de parquímetros, situación en la que no necesariamente la mayoría de la población estaba en contra pero donde tampoco supo comunicar sus bondades ni dialogar con los que se verían afectados.
Y siguió la intención de hacer obras en la avenida Ezequiel Montes, la cual ya hemos comentado en este espacio, que si bien es necesario, la desconfianza al alcalde Marcos Aguilar es mayor, por eso la oposición de vecinos, que incluso protestaron en cabildo.
Finalmente, para seguir con las referencias a locuciones latinas, en los Idus de marzo (fecha en que el dictador Julio César fue asesinado en el año 44 AC), es decir, el día 15, Marcos Aguilar tuvo que capitular en su idea de instalar los parquímetros.
El argumento que dio en conferencia de prensa fue el incumplimiento por parte de la empresa Aquiles Park en el tiempo y la forma de la instalación de los equipos que medirían y cobrarían los tiempos de estacionamiento junto con las estaciones de bicicletas públicas, que serían la punta de lanza de su proyecto de movilidad.
Desde que inició su carrera política como diputado local hace casi una década, Marcos Aguijar siempre tuvo como bandera el tema de la movilidad y la transparencia. Hoy, en el ejercicio del poder ejecutivo, en ambos temas sale debiendo.
Finalmente, Aguilar también tuvo sus Idus de marzo, o de Marco, para adecuar la frase a los latinajos que tanto le gustan a su administración.
Aquí el herido ha sido su proyecto político, una vez más ha sido derrotado en la arena política. Y admite su derrota al decir que en lo que resta de su gobierno no se podrán implementar los parquímetros.
Los principales líneas de su gobierno o han sido sumamente criticadas o han tenido que ser retiradas. Hoy Marcos carece de la fuerza política y el apoyo popular con el que llegó a Centro Cívico en 2015. Y a poco menos de la mitad de su gobierno, parece difícil que se reinvente.
Hoy, tras su fatídico 15 de marzo, Marcos se asemeja más a lo que en la política norteamericana se denomina “lame duck” (pato cojo) por la vulnerabilidad y el poco margen de acción que tendrá a partir de ahora.
Así transita la gloria de este mundo, reza otra locución latina en la coronación papal. Ya el gobierno de Marcos Aguilar ha transitado del Memento Mori a los Idus de marzo.