Pues finalmente Querétaro no será ejemplo nacional en materia de democracia, como había anticipado el gobernador Francisco Domínguez Servién, quien hizo dichas declaraciones en vísperas de aprobarse la iniciativa de revocación de mandato en la legislatura queretana.
Por el contrario, al ser rechazada por los municipios, Querétaro se convierte en un ejemplo más de cómo la clase política se aferra a sus prebendas dejando de lado las peticiones ciudadanas.
A finales de mayo, con 24 votos se había aprobado la gura de revocación de mandato, a propuesta del diputado priista Héctor Magaña Rentería, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
De acuerdo con la nota publicada en este diario el 25 de mayo, la propuesta presentada por el priísta Magaña, la revocación de mandato se presentaba como una “herramienta jurídica para respaldar el poder ciudadano en el estado”, además de ser un acto de congruencia con los votantes.
“A partir de ahora los que lleguen a ocupar cualquier cargo público sepan que ahora tienen una opción que es cumplir y si no cumplen y defraudan a la ciudadanía, se tendrán que ir”, declaró entonces el diputado tricolor.
Sin embargo, un mes después, cinco ayuntamientos habían votado en contra de la propuesta de revocación de mandato. Recordemos que para cualquier reforma a la Constitución local, además de los votos de los diputados, tiene que aprobarse por la mayoría de los 18 ayuntamientos del estado de Querétaro.
Lo curioso y digno del análisis político es que esas primeros cinco ayuntamientos que marcaron el rumbo de las demás votaciones son presididas por integrantes o simpatizantes del Partido Acción Nacional (PAN), mismo partido del gobernador Domínguez que antes había celebrado la propuesta.
Arroyo Seco, Corregidora, Jalpan de Serra, Landa de Matamoros y Peñamiller fueron los municipios que en principio la rechazaron. Después se sumaron Tequisquiapan, Pedro Escobedo y Colón. A favor, solo votaron Cadereyta de Montes, Pinal de Amoles y San Joaquín.
¿Hubo línea a los municipios panistas para votar en contra o a estos les dio un ataque de defensa del municipio libre y votaron en contra?
La lógica indica que es más probable que la misma clase política haya preferido defender sus intereses y jugar una simulación en donde se aprueba en una instancia pero se desecha en la definitiva. El trabajo político sucio se hizo en las votaciones de los ayuntamientos que están lejos del escrutinio público que en las curules de los diputados locales.
¿Para qué tanto rodeo si se pudo rechazar desde el inicio? Uno, para simular una apertura democrática y que el costo político recayera en otras guras y no en los diputados ni en el gobernador que aun hoy se dice defensor de la idea de la revocación de mandato.
Incluso, el gobernador Domínguez dice que él no puede “ordenar a los cabildos, a los regidores, que aprueben o desaprueben; a mí me corresponde el Poder Ejecutivo”.
Sin embargo, el verdadero argumento de fondo parece leerse en las declaraciones del gobernador que reconoció que aunque se hubiera aprobado la revocación de mandato, se hubiera echado abajo por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como ya lo había hecho en Chihuahua y Yucatán.
La revocación de mandato es necesaria para poner freno a los excesos y abuso de poder que cometen los gobernantes para que, como cantó Lennon alguna vez, el poder sea de la gente, no de la misma y opaca élite política.
Si a los diputados locales y el gobernador de verdad les interesa ser ejemplo de democracia, deberían buscar la forma de sumar la revocación de mandato como derecho político de los queretanos, de lo contrario, todo quedará en pura demagogia.