Seis de julio, la caída del sistema


El pasado jueves fue seis de julio, una fecha emblemática para la política nacional y local. El seis de julio de 1988 se “cayó el sistema” y el seis de julio de 1997 se dio la primera alternancia en Querétaro cuando el panista Ignacio Loyola Vera sorpresivamente derrotó al priísta Fernando Ortiz Arana. En esta entrega hablaremos de 1988.

¿Por qué es importante esta fecha y vale la pena recordarlas? El seis de julio de 1988 simboliza la primera gran ruptura al interior del sistema político mexicano que tuvo consecuencias y provocó un nuevo orden político nacional.

1988 es el año donde las fuerzas al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) chocaron. La ruptura de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, entre otros, no solo fue una ruptura política por una candidatura, como lo minimizaron en su momento, era un quiebre al interior del sistema en donde dos visiones económicas se enfrentaban.

Por una parte, la nacionalista revolucionaria enarbolada por el hijo del general Lázaro Cárdenas, quien expropió la industria petrolera, y por otra, la neoliberal, encabezada por el grupo tecnócrata de Carlos Salinas de Gortari.

Se podrá argumentar que al interior del grupo gobernante ya habían sucedido rupturas, como la del general Henríquez en los años 50, es cierto, pero aquella era sólo de orden político, mientras que en la ruptura del 87-88 el grupo cardenista no sólo demandaba apertura democrática en la selección de las candidaturas del PRI, sino también un cambio en el modelo económico neoliberal recién implementado.

A ese choque de fuerzas al interior del PRI, se le sumó el crecimiento electoral del Partido Acción Nacional (PAN), sobre todo en el norte de país. Por ello, la elección del seis de julio de 1988 fue inédita. Dio la bienvenida a la incertidumbre como una sana parte de los procesos electorales.

Los primeros resultados de los comicios de ese día comenzaron a fluir y los resultados eran favorables para el candidato Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional (FDN).

La forma de llevar a cabo los procesos electorales entonces son muy distintos a los de hoy día. Al lector joven le sorprenderá saber que los votos los contaba una comisión del mismo gobierno a través de la Secretaría de Gobernación y el lector maduro recordará que no había un organismo autónomo que diera certeza a las elecciones.

Así, esa noche del seis de julio, ante la lentitud de la presentación de resultados electorales en las modernísimas computadoras de los 80, Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación salió a declarar ante los medios que se “cayó el sistema”.

Claro, el secretario se refería al sistema cibernético de conteo de votos pero muchos lo interpretaron como la Caída del Sistema político y la debacle del PRI.

Cuando se reencendieron las computadoras, el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari aventajaba con 50% por ciento de los votos, seguido por Cárdenas con 30% aproximadamente y en tercer lugar Clouthier, del PAN.

1988 significó un punto de no retorno del sistema. De un PRI escindido, nuevas corrientes políticas se agruparon con las izquierdas históricas (y exguerrilleras algunas) para dar forma a una nueva fuerza política de oposición: el Partido de la Revolución Democrática, que haría frente a la política neoliberal de Carlos Salinas de Gortari.

¿A 29 años de aquel año histórico, se mantiene el mismo escenario?, ¿tenemos más certeza democrática?, ¿las políticas económicas han llevado al progreso a México?, ¿el PRD sigue siendo ese partido opositor o solo es una comparsa más del nuevo escenario político?

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.