Y Francisco Domínguez con el ejército ha topado. En su intentona de convencer a la ciudadanía de que Querétaro sigue siendo un estado tranquilo, que los recientes asesinatos a plena luz del día en zonas urbanas no son señal de alarma pero sí de alerta, en sus declaraciones acabó culpando al ejército mexicano de generar preocupación en la población.
Las declaraciones del gobernador, de acuerdo con varios medios informativos, fueron las siguientes: “Ha habido cuatro eventos en el último mes que han sacudido al estado. No hay una alerta en Querétaro, no hay para pedir cuerpos ni del Ejército, ni de la Gendarmería, ni de la Policía Federal”, ojo con esto, porque en este párrafo el gobernador se contradice en su interpretación de alerta y alarma que mencionó en un vídeo subido a sus redes sociales tras el asesinato de dos personas en Candiles, pero no nos vamos a detener en este momento en el concepto de definiciones de las palabras sino en su impacto político.
Y el gobernador también dijo: “Voy a hablar con el general, no tiene que estar el Ejército y lo único que me está provocando es mayor preocupación de la ciudadanía, cuando no tienen que estar y llegan a veces hasta con tanquetas, y no tiene que estar el Ejército, no lo pedimos”.
No había necesidad de generar un conflicto en medios con las fuerzas armadas pero la falta de tacto político de Domínguez lo logró. Si en su época como diputado llegó a las patadas y golpes en una sesión, olvida que como poder ejecutivo debe imperar la prudencia declarativa porque con sus palabras culpó de manera indirecta al ejército de confirmar la percepción de inseguridad entre los queretanos.
Ignoro como habrán caído en las fuerzas castrenses esas palabras pero es evidente que tuvo que haber una operación de acercamiento. Con una foto publicada en sus redes sociales, en donde el gobernador aparece saludando al secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Domínguez quiso dejar atrás toda la polémica que sus propias palabras generaron.
La fotografía en la cuenta de Facebook el gobernador tiene como pie la siguiente frase: “En la #CDMX, acompañé al Presidente Enrique Peña Nieto, en la XLII Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública; en el marco de la Sesión pude conversar con el General Salvador Cienfuegos, titular de la SEDENA, para estrechar lazos y trabajar juntos en favor de la paz y la seguridad de las y los queretanos”.
Leído con atención, ninguna palabra donde se le pida al ejército no salir a las calles en Querétaro cuando haya crímenes de alto impacto, solo las frases de cajón de siempre.
Por otra parte, en algo tiene razón el gobernador, el ejército no debería hacer esas labores, para eso están las policías locales y federal, en eso coincidimos muchos, excepto alguien quien es fundamental para la carrera política de Domínguez: Felipe Calderón Hinojosa.
Recordemos que fue en el sexenio del presidente Calderón donde se sacó al ejército de los cuárteles para combatir al crimen organizado, lo cual generó la protesta de muchos pero Calderón se mantuvo en su línea de la guerra contra el narcotráfico.
Entonces Francisco Domínguez era un diputado federal que empezaba su carrera política y se ganó la simpatía de Calderón por la forma en que lo defendía en la tribuna legislativa: a patadas. A partir de allí, la fortuna política le empezó a sonreír a Domínguez y hoy, en sus declaraciones cuestionando al ejército, también cuestiona el accionar de quien fuera su impulsor político.
En realidad, Domínguez lo que pretendía era escurrir el bulto del incremento de la violencia pero por imprudencia verbal terminó abriendo más frentes políticos, tal y como ha sido su accionar en su gobierno.