¿Puede ser un medio libre con publicidad política?


El nudo gordiano de la prensa mexicana en su relación con el poder es el financiamiento gubernamental. Ya lo había advertido el historiador Daniel Cosío Villegas al definir a la prensa mexicana como una prensa libre que no usa su libertad. Aunque, acotando, en el siglo XX, el sistema hegemónico priista tenía varias herramientas para hacer desistir a la prensa libre y una de ellas era, precisamente, el control a través de la publicidad gubernamental o, en el caso extremo, la restricción de la distribución del papel, fundamental en el siglo pasado, a través de la empresa paraestatal PIPSA. Esto sumado a las amenazas e intimidaciones a periodistas que se salieran de los parámetros establecidos por el régimen.

Y aunque surgieron muchos medios con vocación crítica y el régimen se fue liberalizando, los medios con vocación libre eran más bien la excepción de la regla y la publicidad gubernamental fluía discrecionalmente a medios y definía líneas editoriales, provocando que muchos medios comerciales tuvieran al dinero público como una de sus principales fuentes de financiamiento, incluso llegando a gozar de bonanza en épocas electorales ante la enorme cantidad de spots contratados, aunque una reforma electoral restringió esa jauja de spots en campaña, los ingresos publicitarios no decayeron.

Baste por citar algunas cifras recientes: Felipe Calderón gastó durante su sexenio 38 mil 725 millones de pesos en publicidad gubernamental, de acuerdo con información del periodista Álvaro Delgado. En tanto, Enrique Peña Nieto, de acuerdo con cifras de El País, gastó 60 mil millones de pesos en el mismo rubro. Un dispendio, despilfarro o como le guste usted llamar.

En el estado de Querétaro las cosas no son muy distintas. El panista Francisco Garrido Patrón dispendió entre 2004 y 2008 la cantidad de 555 millones de pesos en publicidad; recordemos el millón de pesos que gastó el priista Calzada en su fotografía oficial.

Surgen varias preguntas ¿Es ético que los medios reciban dinero público para promover la imagen de los gobernantes? ¿Cómo pueden ampliar los medios sus fuentes de financiamiento para no ser adictos al dinero gubernamental? En el Reino Unido del siglo XIX los periódicos lucharon contra la censura gubernamental para obtener su libertad, sin embargo, como advirtió el investigador James Curran, se liberaron del yugo real para atarse al de la publicidad comercial. Pero en México, como lo hemos mencionado, la publicidad comercial no fue su principal fuente de financiamiento.

Lo que ha faltado es una discusión abierta sobre el tema y el modelo a seguir por parte de los medios, ya sea el modelo norteamericano de negarse a recibir cualquier fuente de dinero público para subsistir o mirar hacia un modelo europeo donde la publicidad gubernamental tenga reglas claras de financiamiento y no como ha sucedido hasta ahora que se da a discreción a los favoritos de cada régimen.

En el consultorio ético de Darío Restrepo de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) se hizo la siguiente pregunta: ¿Puede un medio ser verdaderamente independiente si acepta publicidad política?, a lo que el maestro de periodistas respondió:

El negocio de los medios no es vender; ni publicidad, ni estrategias de comunicación, ni información, ni influencia. Cualquier negocio compromete la independencia del medio y, por consiguiente, su credibilidad.

“Son afirmaciones tajantes que necesitan una explicación. El sistema de financiación de un medio no puede ser el primer objetivo de su actividad. Esto descarta medios que creen existir solo como negocios. Debe ser claro que la financiación de un medio es algo subordinado a un objetivo principal que es servir a la sociedad con información de calidad.

“En conclusión, no se informa para ganar dinero, sino que se obtiene dinero para entregar información de calidad.

“Las normas contenidas en los códigos y en los manuales de estilo buscan la consolidación de esa prioridad, de modo que en ningún caso la información se vea condicionada o limitada por el negocio; es el negocio el que debe limitarse, si es el caso, con tal de mantener independiente la información.

“Las normas sobre la independencia pueden parecer excesivas, pero responden a situaciones concretas cuando rechazan las prácticas de regalos, prebendas o privilegios para el medio o para los periodistas. Nada que pueda comprometer la independencia y credibilidad de medios y periodistas, es una consigna realista y necesaria”.

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