Se equivocó el gobernador Mauricio Kuri esa mañana del 6 de marzo de 2022 cuando casi aliviado —y después en tono retador— afirmó que en los hechos violentos del día anterior en el Estadio Corregidora no había fallecido nadie, sólo heridos de gravedad. Lamentablemente el mandatario estatal se equivocó pues sí hubo un muerto: el futbol queretano como espectáculo familiar.
Y también algo del futbol mexicano murió ese día. Fue una demostración más de lo podrido que está el balompié en toda su estructura organizativa. Al calor de las primeras imágenes, las autoridades deportivas señalaron que habría un castigo ejemplar, se pensó en vetar a las barras de animación o, en su defecto, prohibirles la entrada al estadio. En un primer momento, también se pensó en la desafiliación o desaparición del club Querétaro, pero cuando uno de los dueños resultó ser Grupo Caliente, se cambió la decisión y se optó por castigarlos un año sin público y obligarlos a vender.
Un año después Gallos sigue con los mismos dueños y los inversionistas que se han acercado se han alejado igual de rápido y las barras de animación siguen tan campantes como si nada hubiera pasado. Entran a los estadios y los hechos de violencia se han repetido en Monterrey, Guadalajara y otras ciudades.
Y sí, el gobierno festejó que no había muertos y apostó echarle tierra al olvido y a la desmemoria ciudadana. Pero ese 5 de marzo se demostró lo frágil que era el nuevo equipo de seguridad del gobierno y Mauricio Kuri tuvo que hacer sus primeros cambios de primer nivel en el gabinete.
Así, el 5M es un punto de inflexión en la decadencia del futbol mexicano, una federación que antepone siempre los intereses comerciales a los deportivos, llámese selección mexicana o Liga MX.
Gallos Blancos es un equipo que quiere inventarse una tradición de más de 50 años, pero en realidad es una franquicia proveniente de Chiapas: los antiguos Jaguares. El actual no corresponde a los Gallos Blancos de la UAQ; no son herederos del Querétaro fundador de la Segunda División de los años 50 y 60; no tienen relación con los Atletas Campesinos que lograron el ascenso y jugaron en el estadio Municipal. Estos Gallos Blancos son un equipo sin arraigo, sin identidad y que estaban en el camino de forjarla, pero la trifulca del 5 de marzo en el estadio Corregidora vino a sepultar todas esas aspiraciones.
Un equipo que se sostenía con la publicidad de los gobiernos estatales y municipales, además de las dádivas y los convenios para tener futbol de primera en la entidad. No se dieron cuenta los aficionados que participaron en la trifulca del 5 de marzo que estaban matando realmente al fútbol en Querétaro, a un equipo que aspiraba a consolidarse y que ahora es un zombi.
Ese 5 de marzo de 2022 murió el futbol en Querétaro. Volver a levantar un proyecto deportivo en este momento es misión casi imposible.
El blog de Víctor López Jaramillo 