¿Nuevo berrinche de Ebrard?


Víctor López Jaramillo

Creer que la encuesta de Morena para definir a su candidato presidencial no tendría los dados cargados es como seguir creyendo en los Reyes Magos en plena adolescencia.

El día de hoy Marcelo Ebrard se quejó de que en este proceso sucesorio hay una cargada, esa mexicanísima práctica política. Horas después, Ricardo Monreal se sumó la queja. ¿Y Adán Augusto?

Sucedió lo que no quería el primer morenista del país, AMLO: que hubiera fisuras en este proceso. Pero era algo inevitable: desde el inicio se notó una clara preferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador por Claudia Sheinbaum, lo que generó molestia en los demás suspirantes por lo que el presidente tuvo que adelantar la sucesión ante el descontento de los demás. Por eso tuvo que abrir anticipadamente el juego e incluir a Marcelo Ebrard.

Atendiendo la regla política de la sucesión establecida en el siglo XX de que si son dos tapados el ambiente se polariza y divide, por lo que el número apropiado es tres porque se genera un equilibrio político, AMLO metió con calzador a su amigo y secretario de gobierno Adán Augusto.

Pero la distensión no llegó porque otro elemento que sabe como conseguir votos ,como lo es Ricardo Monreal, también exigió que se le tratara con respeto. Así, finalmente quedaron cuatro corcholatas oficiales de Morena, aunque en realidad el presidente siempre tuvo una favorita: Claudia.

Hoy la sucesión vive momentos difíciles. Ya un amago de Marcelo Ebrard le funcionó cuando pidió piso parejo; ahora, nuevamente amaga para imponer a sus encuestadores. ¿Le funcionará? Hace meses le funcionó la estrategia amenazando con un berrinche. Las próximas horas serán vitales para definir el futuro de la candidatura de Morena.

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