
Víctor López Jaramillo
Ayer, mediante un desplegado en los diarios locales, las cámaras empresariales pedían cerrar filas a la sociedad queretana a raíz de la «desaparición» del ex senador Diego Fernández de Cevallos (cuyo nombre, por cierto fue escrito con una falta de ortografía).
Hoy, el secretario de Gobierno Gómez Mont pide a los medios manejar con prudencia las noticias sobre la ausencia del ex candidato presidencial.
Hace tres días, Televisa se autocensuró.
Ya se cumplirá una semana del hecho y los ciudadanos aún no tenemos información oficial sobre lo que sucedió esa noche en que Fernández de Cevallos, cual nuevo mártir del sistema político mexicano, fue llevado al limbo informativo.
Y en las sombras del silencio oficial, crecen las más retorcidas plantas especulativas. Desde que probablemente fue un robo hasta que es un plagio para tenerlo como pieza de canje por líderes del crimen organizado, sin olvidar que esta «desaparición» es un montaje para lanzarlo como candidato panista a la elección presidencial del 2012.
Desde anoche empezó a circular un correo electrónico con una imagen que presuntamente seria del panista en cautiverio.
El mensaje, en resumidas cuentas, dice que Fernández está bien y manda un «enternecido» saludo a quienes se han preocupado por él y pide que se deje de bloquear toda información.
¿Un rumor más o información verídica? No lo sabremos, porque flores como éstas crecen en la oscuridad informativa que los gobiernos federales y estatales han impuesto.