Víctor López Jaramillo
Fue en el ya lejano 1991 cuando el estado de Querétaro comenzó la alternancia política. Fue en San Juan del Río donde por primera vez el PRI perdió una alcaldía. En apenas la segunda ocasión que participaba en comicios en dicho municipio, Acción Nacional arrebataba al tricolor un pedazo de poder en el estado.
En esa ocasión, el fantasma de la concertacesión -ese neologismo político usado para explicar los arreglos poselectorales durante el periodo del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)- se usó para explicar dicho cambio de poder.
Posteriormente, el PAN impuso una hegemonía electoral que fue cediendo ante los avances del PRI. Hasta aquí podríamos pensar que la competencia electoral generaría una nueva clase política que, en ese afán por mantener el poder, gobernarían con políticas eficaces para mejora de la población.
Lamentablemente, en la última década, San Juan de Río se ha sumido en una mediocridad administrativa que se ve reflejada en el caos urbano que impera en la ciudad. Y en los problemas de inseguridad.
Dado que casi el 44 por ciento de la población del estado vive en la capital, la atención mediática se centra en ella, dejando de lado muchas de las cosas que suceden en los 17 municipios restantes.
Pese a la cuestionada gestión de Gustavo Nieto al frente de la administración municipal sanjuanense, el PRI consiguió mantenerse al frente con Fabián Pineda. Sus resultados y el estilo de gobernar no merecen el aplauso y sí la crítica.
Aunque empeñado en mostrarse como alguien cercano a la población y salir en imágenes como alguien del pueblo, Pineda está alejado de las necesidades populares y se muestra hosco al diálogo directo con la población que lo cuestiona.
Para muestra un botón. En octubre pasado, a través de la colocación de propaganda en la Avenida Mármol en la colonia El Pedregal de San Juan –en plena zona urbana, a un costado de centro comercial-, anunció que finalmente esa obra se pavimentaría y que estaría concluida en diciembre de 2013.
La maquinaría llegó, los empleados municipales comenzaron los trabajos y en noviembre se retiraron. Llegó diciembre con sus posadas, la navidad, el año nuevo 2014, día de reyes y ya hasta pasamos San Valentín y no se ha concluido la obra publicitada.
Hace un par de semanas, los vecinos fastidiados por la obra inconclusa, que sólo generaba más polvo por la tierra levantada por la maquinaria, aunado a la falta de comunicación del gobierno que no les brindó explicaciones, decidieron poner unos improvisados topes en la avenida para evitar la polvareda de los vehículos que pasaban a gran velocidad.
A través de redes sociales en internet, Facebook principalmente, vecinos denunciaron el hecho de que la propaganda decía que la obra estaría terminada en diciembre pasado. Y para dejar constancia, exhibieron imágenes de dicho anuncio.
¿Cuál fue el resultado? Pues que la propaganda fue retirada al siguiente día pero no se explicó a los vecinos que pasaría con la obra. Esa es la política de Fabián Pineda, la política del avestruz que sólo gusta de oír aplausos y rehúye dar explicaciones.
La alternancia política ayuda a remover clases políticas enquistadas adictas sólo al disfrute del poder. San Juan del Río se merece algo mejor que un gobernante avestruz.