Hugo Gutiérrez Vega, Sol griego


Víctor López Jaramillo

Ochenta años como puente entre dos siglos. Ochenta años de poesía y prosa. Ochenta años de lúcida crítica frente al poder. Ochenta años cumplió don Hugo Gutiérrez Vega. Ochenta años, que como sol griego, permanece incólume en el firmamento literario y político.

Un once de febrero fue la fecha de nacimiento de este personaje fundamental para la cultura en México y para la Universidad Autónoma de Querétaro.

Aunque breve su paso por la rectoría de nuestra Alma Mater, las acciones emprendidas en su momento fueron de tal alcance que marcaron un nuevo rumbo por el que debería de transitar la Universidad.

Desde mediados de los sesenta, el espacio físico donde se encontraba la Universidad era insuficiente para dar cabida a gran número de jóvenes. Era necesario que la UAQ se expandiera físicamente.

Y la única forma era recuperar espacios para la educación que estaban en manos de la Iglesia Católica. Y eso se hizo, recuperar esos espacios aunque eran inevitable el encontronazo con sectores de la derecha queretana.

Por ello, en este mes que doblemente celebramos su natalicio y el aniversario de la Universidad Autónoma de Querétaro, es momento propicio para recordar a este insigne personaje de nuestra cultura.

Como poeta, ha dejado honda huella en su peregrinaje por el mundo. Recogiendo los frutos de sus viajes, se ven reflejados en su obra literaria. Uno de los libros de poesía de don Hugo Gutiérrez Vega, que más disfruto es el Los Soles griegos publicado en el alba de la década de los noventas.

De dicho poemario, cito «Sol en Tebas», un poema para recordar al poeta en su cumpleaños:

A pesar del dolor y de la ausencia

bajo este sol que sigue sin descanso,

entre montañas arduas y veranos de fuego,

se abre camino el valle.

Estamos vivos, nos miramos

y nuestros ojos cumplen sus oficios.

¿Estamos vivos? ¿Tebas está viva?

¿resiste a los perjuicios del consumo?

¿a los letreros y a los detergentes?

¿a esta feria de plástico y basura?

¿a este mundo que todo lo consume?

¿al prestigio sin fin de la chatarra?

Nuevo dios familiar,

Novísimo Hermes con cascos duraflex.

Me digo que McLuhan, profeta desolado,

Tenía razón: lo diverso se acaba.

 

Camino en Tebas y este sol me dice

Que cerremos los ojos;

Nuestra Tebas se oculta

En la imaginación.

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