De manera involuntaria, el procurador Jesús Murillo Karam ha aportado una nueva frase a la estulticia de la política nacional. “Ya me cansé”, dijo para terminar la conferencia de prensa donde informó que las evidencias indican que los estudiantes fueron asesinados y quemados en un basurero. Un momento triste en la historia reciente de México que terminó abruptamente con un “Ya me cansé” del procurador.
El “Ya me cansé” se suma a otras infortunadas declaraciones de la historia política mexicana, desde el premonitorio “Se cayó el sistema”, de Manuel Bartlett; al “¿Y yo, por qué?”, de Vicente Fox; pasando por el “No traigo cash”, de Zedillo; el “Ni los veo ni los oigo”, de Carlos Salinas; hasta el “Los demonios andan sueltos”, de Mario Ruiz Massieu… una larga serie de frases que únicamente resumen el desdén de la élite política hacia los ciudadanos.
El pasmo del gobierno priísta del presidente Enrique Peña Nieto ante la desaparición de los normalistas en Guerrero, estado gobernado por el Partido de la Revolución Democrática, es diametralmente opuesto a la respuesta que ha tenido la sociedad civil mexicana y la opinión pública internacional. ¿Dónde están? Vivos se los llevaron, vivos los queremos. Pero Jesús Murillo Karam está cansado.
Sí, también yo estoy cansado. Ya me cansé que desde 1994, México sea un país en vilo, que sólo ha vivido un breve interregno de esperanza democrática. Ya me cansé que desde 1976, México viva crisis económicas cíclicas con espejismos salinistas de prosperidad. Ya me cansé de que el porvenir de varias generaciones haya sido hipotecado por la creencia casi religiosa en el dogma neoliberal.
Ya me cansé de candidatos con sonrisa de pasta dental, ya me cansé de elecciones, ya me cansé de los partidos políticos que son parte del problema, no de la solución.
Ya me cansé de spots televisivos que presumen un país de fantasía. Ya me cansé de un presidente que gobierna para los aplausos de la prensa extranjera. Ya me cansé de 500 diputados federales que ante la emergencia, sólo ofrecen el silencio. Ya me cansé de 128 senadores que únicamente reptan en su puesto.
Ya me cansé de un gobernador que presume un paraíso de bolsillo. Ya me cansé de un alcalde que presume 1500 obras de ornato. Ya me cansé de 25 diputados locales que sólo sueñan con el siguiente hueso político.
Ya me cansé de que la esposa del Presidente tenga una casa valuada en millones mientras muchos mexicanos no tienen un techo decente. Ya me cansé de un transporte público ineficiente como Red Q, mientras los funcionarios tienen vehículos blindados a los que les abren el paso en el tráfico. Ya me cansé de la espiral de decadencia de los candidatos políticos mientras los ciudadanos tenemos que contar las monedas para llegar a fin de mes.
Ya me cansé de secretarios de gobierno que ordenan romperle la madre a comunicadores. Ya me cansé de un gobernador que solapa la ineficiencia de sus funcionarios y aliente sus irresponsabilidades. Ya me cansé. En definitiva, ya me cansé.
Y de la cínica respuesta del procurador, nació una nueva respuesta del hartazgo de la sociedad. Ya me cansé, protestan en las calles. Ya me cansé, dicen en redes sociales. La sociedad mexicana está cansada. Y tras el cansancio puede surgir una nueva fuerza.