José Agustín: Adiós al rockstar de la literatura mexicana


Víctor López Jaramillo
Ya no se está haciendo tarde (Ya llegó el final en la laguna). Ya no hay un mundo más allá, detrás de la gran piedra y del pasto en que habitaba José Agustín Ramírez, el escritor irreverente, quien falleció la semana pasada y que, como herencia, nos deja una gran obra literaria que muchas veces no fue reconocida por el establishment cultural dominante pero sí por lectores.

Imagen creada por Dall-E


Sí, debo confesar que, como muchos jóvenes, al terminar de leer ‘La Tumba’ de José Agustín a mis tiernos 18 años, sentí el impulso de ser escritor. En aquel momento crucial de mi vida, mis lecturas oscilaban entre las antípodas de la literatura mexicana: por un lado, la formalidad de Carlos Fuentes, cuyo obra giraba en torno al México posrevolucionario, y por el otro, la rebeldía literaria de José Agustín, que marcaba una ruptura con lo convencional: un lenguaje innovador, la creación de universos alternativos, y un rechazo a la ‘momiza’ institucionalizada del PRI. Esta dualidad en mi lectura me marcó profundamente y encendió la chispa del voraz lector que hoy soy.
Mientras Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Octavio Paz, entre otros, se zambullían en las profundidades del laberinto de lo que es ser mexicano, José Agustín adoptaba una perspectiva más global, juvenil y que soñaba con una forma artística diferente. Él, junto con Gustavo Sainz, Parménides García Saldaña, Gerardo de la Torre, y luego Juan Villoro, rompieron el canon literario de México. Esta generación, mal llamada de ‘La Onda‘, se enfrentó a limitaciones en su reconocimiento cultural por parte del establishment por desafiar estereotipos y mostrar una nueva ruta literaria.

Palylist de ‘Se está haciendo tarde (Final en la Laguna)’


Juan Villoro dijo una vez que México nunca tuvo una estrella de rock como Jim Morrison, pero en la literatura, José Agustín fue ese rockstar. Se abrió camino en un mundo literario acartonado y renovó el lenguaje. Entre sus novelas destacan ‘La Tumba’, publicada a los 18 años; ‘De Perfil’, a los 21; el volumen de cuentos ‘Inventando que sueño’; y ‘Se está haciendo tarde, final en la laguna’, escrita en prisión -por posesión de marihuana. También merece mención ‘El rey se acerca a su templo’, que encapsula el espíritu de su época con su innovador formato de dos portadas, además de las referencias esotéricas al I-Ching.
En la literatura de José Agustín, como en el rock, hay una vibrante experimentación. En ‘Inventando que sueño‘, uno de mis cuentos favoritos, donde narra algo tan trivial como una boda en una vecindad, lo convierte en algo extraordinario por su narrativa camaleónica, que oscila entre el lenguaje literario formal, la dramaturgia y el guion televisivo. Agustín reinventa constantemente su estilo, un juego que alcanza su apogeo en ‘Se está haciendo tarde (Final en la Laguna)‘.

José Agustín narrando la Tragicomedia de 1988-94

José Agustín brilló en su madurez como un irreverente cronista, reescribiendo la historia contemporánea de México con una perspectiva cultural humorística en ‘La tragicomedia mexicana’. Allí, nos ofrece una narrativa política crítica, enriquecida por su perspectiva de sobreviviente del 68 y su énfasis en la cultura del México del siglo XX. Así, no sólo fue testigo sino un visionario del nuevo México.

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