El ruido de Roberto, el silencio de Francisco #Querétaro #NoMasPoderalPoder


Víctor López Jaramillo
A un año de que se realicen los comicios electorales para elegir nuevo gobernador, dos de los principales aspirantes a suceder a José Calzada Rovirosa, en este momento, tienen estrategias diametralmente opuestas.
Mientras Roberto Loyola Vera hizo mucho ruido de su informe de gobierno para opacar el escándalo del Querétaro inundado; Francisco Domínguez le apostó al silencio de su participación en la Reforma Telecom.
Las semanas previas al informe de gobierno han sido las más difíciles en la gestión del alcalde priista Roberto Loyola Vera. Así como el agua se lleva la arena y carcome el asfalto dejando enormes baches e inundando colonias, así el discurso político de Roberto Loyola Vera evidenció muchos huecos. Mientras hablaba de una ciudad bonita y ser la sonrisa de México, muchas familias no podían sonreír ante a furia de Tláloc.
Ante el desencanto ciudadano, el alcalde Loyola Vera dijo que el presupuesto destinado a promocionar su segundo informe de gobierno -y, por tanto, su imagen- se iba a destinar a obras pluviales, lo cual nos llevó a la pregunta clave: ¿De qué tamaño iba a ser su promoción personal? Sin embargo, aunque no hubo espectaculares diciendo que Querétaro era bonito, varias estaciones de radio comerciales hicieron el enlace en vivo del acto político del informe. ¿Generosidad o publicidad encubierta? Eso lo tiene que responder el propio alcalde, aunque en materia de transparencia en gastos en medios de comunicación siempre ha sido opaco.
Y así como en el asunto de la promoción personal hizo trampa con el verbo, como suelen hacer los políticos, durante su discurso estuvo ausente la autocrítica. Aunque abrió con el obligado tema de las lluvias, lejos de reconocer fallo alguno, aprovechó el momento para destacar su marca de gobierno: Querétaro es la fuerza de su gente. En pocas palabras, aunque llovió y hubo inundaciones, todo va bien en Loyolandia porque la gente saca todo adelante. ¿Y entonces, para qué está el gobierno encabezado por él?
Ni autocrítica ni reconocimiento de fallo alguno. Su línea discursiva siguió en la misma línea: Querétaro es bonito, Querétaro es divertido, etcétera. Y para cerrar, en lo que debía ser el mensaje político, más bien parecía un discurso de superación personal. Le apuesta a imitar el discurso de Obama en el 2008 de apelar a la esperanza y superación, pero sus asesores olvidan decirle que ese discurso sólo funciona cuando en la sociedad hay una crisis, como lo era el Estados Unidos de ese año. No olvidemos el caso de López Obrador en el 2012: le apostó a la república del amor y fue insuficiente para derrotar a Peña Nieto.
Mucho discurso de Loyola Vera que, lejos de ser armónico, causa ruido en la sociedad que ve que las mil obras no han impedido que se ahogue la ciudad.
Por el otro lado, el senador Francisco Domínguez le apostó primero a la táctica del silencio. Estar en la sombra, pasar desapercibido mientras en el Senado se discutía una reforma trascendental para la democracia y la nación: la Reforma en Telecomunicaciones.
Mientras su correligionaria Marcela Torres Peimbert decidió ser transparente en el tema y expresó públicamente cómo sería su intención del voto, Francisco Domínguez Servién hizo mutis.
Mientras Marcela Torres dijo que la propuesta de su compañero de partido, Javier Lozano, era regresiva y favorecía al duopolio

televisivo, Francisco Domínguez evitaba dar su posición.
Domínguez desairó a los integrantes del Frente por la Comunicación Democrática que lo invitaron a un foro en la Casa Mota, recinto de los legisladores locales, para que explicara su postura. A ese foro sólo acudió personalmente el diputado Alfredo Botello, quien dijo que aunque no era preponderante en el tema, estaba para escuchar a los ciudadanos. Marcela Torres mandó una carta con su posición, la cual ya había hecho pública en un foro en la Universidad Autónoma de Querétaro, organizado por este semanario.
Silencio, sólo silencio era la respuesta de Francisco Domínguez. Sin argumentos y preocupado porque este tema pase pronto y no quede en la memoria de los ciudadanos, tiene la mira puesta en el 2015.
Sin ideas qué defender ante los ciudadanos que cuestionan la Reforma Telecom, Domínguez Servién obedece la línea de su facción partidista, la cual lo ha impulsado desde que, bajo el argumento de una patada voladora, defendió el sumamente cuestionado triunfo de su mentor Felipe Calderón Hinojosa.
Y así, el senador panista votó a favor de la Reforma Telecom en las leyes secundarias que traicionan el espíritu plasmado en la reforma constitucional de hace un año. Ni fortalece a los medios comunitarios ni ataca al duopolio televisivo. Quizá porque le apuesta a la fuerza de la televisión para su campaña en 2015. Para Domínguez, la gubernatura bien vale un voto a favor del regalo a Televisa.
Pero Pancho, al igual que Roberto, le da la vuelta al verbo, y una vez que votó, sale a los medios a decir que votó a favor de la gente porque ya no se pagará roaming en las llamadas a celulares. Claro, olvida que ese no era el punto medular de la discusión, sino el de las libertades en internet y el freno a los monopolios.
Roberto y Francisco, ruido y silencio, dos tácticas con la mira puesta en la elección del 2015. Dos estrategias que se apoyan en los poderes fácticos y que ignoran al ciudadano.

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