Víctor López Jaramillo
A veces, el ruido nace en donde habita el silencio. La más reciente protesta organizada contra el gobierno de Calzada no proviene de los tradicionales grupos de lucha social ni de los inconformes por el transporte público, proviene de la clase media que ve cómo una decisión gubernamental puede afectar su patrimonio.
Hagamos un poco de memoria. El régimen priista comenzó a resquebrajarse cuando grupos de profesionistas, primero, y estudiantes, después, empezaron a cuestionar al gobierno encabezado por Gustavo Díaz Ordaz.
En su tradición autoritaria, el PRI ya había reprimido movimientos obreros y campesinos. En el momento de mayor desarrollo económico en el siglo XX, México presumía de paz y estabilidad; y para probarlo, organizaba Juegos Olímpicos y Mundial de Futbol de manera consecutiva.
Sin embargo, donde habitaba el silencio empezó a surgir el ruido. En 1964 no eran ferrocarrileros los que protestaban. No eran campesinos. Eran médicos residentes que exigían mejores condiciones laborales. La respuesta del régimen fue la mano dura, la represión. Cuatro años después, estudiantes encararon al autoritarismo priista y fueron violentamente masacrados.
Como muestra del desarrollo alcanzado, el régimen priista presumía la estabilidad económica y la consecuente expansión de la clase media. Sin embargo, los dos movimientos antes mencionados precisamente provenían de la clase media que exigía al régimen poner fin a su autoritarismo. Como el PRI del siglo XX (y a veces el del siglo XXI) no sabía dialogar, el puño de hierro fue su respuesta.
En este Querétaro del siglo XXI, el gobierno priista de José Calzada presume el crecimiento económico del estado, sin embargo, al igual que en los años 60, donde se creía que habría mayor conformismo, empezó a brotar la chispa de la oposición.
Son los habitantes de las colonias de Calesa, Álamos, Balcones del Acueducto, Pathé quienes ante el proyecto de la instalación de la estación del Tren de Alta Velocidad cerca de sus colonias, y ante la probabilidad de que su calidad de vida se vea afectada, han alzado la voz y protestado.
Hasta ahora, la respuesta del gobierno priista no ha sido la fórmula usada por Gustavo Díaz Ordaz, sino más bien, ha sido la de ignorarlos. Hacer caso omiso de las protestas de la clase media y apostarle a la inercia del olvido.
Las protestas en Plaza de Armas frente al balcón de la oficina de José Calzada no han sido aún numerosas. Pero los vecinos de dichas colonias mantienen su postura opositora y no se fían de las promesas de los emisarios del gobierno estatal, que empiezan a ver con preocupación que el movimiento no se diluye.
Los propios vecinos de dichas colonias han hecho un análisis del impacto del establecimiento de la estación del Tren de Alta Velocidad en boulevard Bernardo Quintana, frente a Balcones del Acueducto, en la colonia Álamos Segunda Sección.
En dicho documento, del cual una copia hicieron llegar a este reportero, realizado por vecinos profesionistas de dicha zona, analizan el impacto negativo en tráfico vehicular, el impacto en uso de suelo, el impacto ambiental negativo, el impacto negativo en seguridad, el impacto negativo en la plusvalía de las viviendas.
En el estudio, vecinos hacen un recuento de la situación de uso de suelo, inundaciones de la zona y el incremento de la criminalidad en la zona; incluso, señalan que la casa del diputado Braulio Guerra Urbiola fue asaltada y que al vehículo del secretario de Gobierno le robaron los espejos.
Las conclusiones del documento arrojan que aunque el proyecto del TAV presenta ventajas económicas para Querétaro en general, en lo particular, sólo trae efectos negativos a las colonias aledañas a donde se instalará la estación.
Para ello, recomiendan construir la estación en una zona con menor densidad poblacional y realizar un estudio ambiental.
En cuanto a la problemática de la colonia Álamos en particular, recomiendan que las autoridades regulen el tránsito vehicular de la zona, atiendan el problema de los encharcamientos y reparen de manera duradera las alcantarillas y baches.
Además, que se cambie el uso de suelo de la colonia para disminuir los congestionamientos y la inseguridad en la zona y preservar las áreas verdes para contrarrestar la contaminación.
Vienen momentos definitivos, en donde se verá si el gobierno priista escucha las propuestas de los ciudadanos de dicha zona de la ciudad o hace oídos sordos e incuba una protesta mayor, que aunque quizá no se vea en las calles, sí lo hará en las urnas.